El ritmo de creación de empleos de Estados Unidos repuntó en junio, pero las alzas salariales fueron modestas y la evidencia cada vez más rotunda de que la economía se está desacelerando rápidamente de todas formas podrían alentar a la Reserva Federal a recortar sus tasas de interés este mes.
El reporte de empleo mensual del Departamento del Trabajo publicado el viernes apunta a que la drástica ralentización de las contrataciones vista en mayo probablemente fue un tropiezo temporal.
Las nóminas no agrícolas aumentaron en 224.000 en junio, su mejor tasa en cinco meses, de acuerdo a los datos del Gobierno. La economía creó 11.000 puestos de trabajo menos en abril y mayo de lo reportado inicialmente. Economistas encuestados por Reuters habían previsto que las nóminas no agrícolas sumaran 160.000 nuevas posiciones en el sexto mes del año.
El crecimiento del empleo promedió 172.000 puestos por mes en el primer semestre. La contratación se ha enfriado desde un promedio de 223.000 empleos por mes en 2018. Sin embargo, el ritmo sigue siendo muy superior a los aproximadamente 100.000 puestos necesarios para mantenerse al día con el crecimiento de la población en edad de trabajar.
El salario promedio por hora subió apenas seis centavos de dólar, o 0,2%, tras haber sumado 0,3% en mayo. La lectura mantuvo la inflación salarial anualizada en un 3,1% por segundo mes consecutivo.
La tasa de desempleo aumentó ligeramente a 3,7%, debido a que más personas ingresaron al mercado laboral.
La falta de un progreso concreto en la resolución de la guerra comercial entre Estados Unidos y China significa que el listón podría estar muy alto para que la Reserva Federal no reduzca el costo de los préstamos en su reunión de política monetaria el 30 y 31 de julio.
El mes pasado, el banco central estadounidense señaló que podría aliviar su política monetaria tan pronto como este mes, citando la baja inflación y los crecientes riesgos para la economía debido a la escalada en las tensiones comerciales.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump y su par chino, Xi Jinping, acordaron la semana pasada una tregua comercial y un regreso a las conversaciones. La guerra comercial ha socavado la confianza empresarial, lo que lleva a una desaceleración en el gasto y la fabricación de equipos.