Un virus microscópico ha generado un problema mayúsculo al Departamento de Defensa de Estados Unidos, que se ha visto obligado a enviar a puerto al USS Kidd, uno de sus buques insignia en la operación contra el narcotráfico anunciada por la Casa Blanca, el pasado 1 de abril, y que tiene a Nicolás Maduro en el punto de mira .
Todo comenzó hace unos días, cuando este destructor lanzamisiles de la clase Arleigh Burke se convirtió en el segundo navío de la Armada de EE.UU. en registrar un importante brote de coronavirus entre los miembros de su tripulación.
"En total, 64 marineros han dado positivo y 19 de ellos han sido evacuados", informó este martes el Pentágono.
El buque se encuentra ahora anclado en San Diego, California, donde será "limpiado y desinfectado", según un comunicado de la Armada publicado en su página web.
"Todos los marineros permanecerán aislados fuera del buque y serán sometidos a chequeos médicos dos veces al día", agrega la nota.
Es decir, la situación parece estar ya bajo control. Sin embargo, el gran problema para el Gobierno estadounidense es que, debido a esta situación, el USS Kidd abandonó su misión en aguas del golfo de México, donde participaba en una importante misión antidrogas.
Fuentes militares consultadas por la Voz de América confirmaron que esta operación es la misma anunciada por el propio presidente Donald Trump a comienzos de mes y que, según Washington, buscaba acabar con una de las principales fuentes de ingreso del Gobierno en disputa de Venezuela.
El secretario de Defensa estadounidense, Mark Esper, ratificó el propósito de la operación en la misma presentación de la misión, durante una rueda de prensa celebrada en la Casa Blanca.
"El régimen ilegítimo de Maduro, en Venezuela, depende de los beneficios que proceden de la droga para mantener su poder opresor", aseguró Esper.
La operación, según detalló Trump, contemplaba el envío de "destructores adicionales de la Armada, barcos de combate, aviones y helicópteros, patrulleras de la Guardia Costera y aviones de vigilancia de la Fuerza Aérea".
A pesar de este despliegue de fuerzas, la retirada del USS Kidd afectará sin duda la tarea, puesto que se trataba de uno de los buques con mayor potencia de fuego que participaban en la misión.
El origen del brote es aún incierto, pero da la casualidad de que hace menos de un año, el USS Kidd surcaba la costa de Alaska junto al portaaviones nuclear USS Theodore Roosevelt, que hace apenas unas semanas fue noticia por el impacto que el COVID-19 estaba teniendo en su tripulación.
Hasta la fecha, al menos 3.900 militares estadounidenses desplegados por todo el mundo han dado positivo al coronavirus; 850 de ellos formaban parte de la tripulación del Roosevelt, uno de los cuales falleció el pasado 13 de abril.
El portaaviones, finalmente se vio obligado a echar ancla en las costas de Guam y a desalojar a gran parte de su tripulación. La actuación de su capitán, Brett Crozier, pidiendo al alto mando que actuase y evitase la muerte de sus hombres en tiempos de paz, acabó costándole el cargo.
Pasado casi un mes desde aquel episodio, el USS Theodore Roosevelt permanece anclado en Guam. No está claro durante cuánto tiempo el USS Kidd deberá estar en cuarentena, pero hasta entonces, una cosa está clara, la operación no tendrá el mismo impacto.
"Los marineros del USS Kidd seguirán luchando durante esta pandemia para volver a la mar lo antes posible y así ejecutar su misión", concluyó la Armada en su comunicado.