El candidato a la presidencia por el Partido Republicano, Donald Trump, volvió a presentarse ante la Convención Nacional Republicana el martes por la noche, esta vez, a través de una transmisión en vivo desde Nueva York, para decir que su nominación “es algo que nunca olvidaré”.
“Esta etapa del proceso presidencial ha llegado a su fin. Juntos hemos logrado resultados históricos”, dijo Trump. “Este es un movimiento, pero tenemos que llevarlo a su fin”.
Su participación precedió a los líderes del partido, que tomaron la palabra posteriormente para tratar de regresar el enfoque de la Convención hacia Trump y en contra de Hillary Clinton, quien debería ser nominada la próxima semana.
El líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell, y el presidente de la Camara de Representantes, Paul Ryan, tuvieron cortas intervenciones ante la Convención.
McConnell fue abucheado por algunos delegados que no lo consideran lo suficientemente duro contra el presidente Barack Obama, pero luego fu vitoreado cuando prometió que será Trump quien nombre a un juez conservador para la Corte Suprema en sustitución del difunto Antonin Escalía.
Ryan, quien hasta hace poco mantuvo diferencias profundas con Trump, las minimizó describiéndolas como meras “señales de vida” dentro del partido, pero más que hablar de Trump, habló sobre Obama y Clinton, a los que se refirió como “el último capítulo de una vieja historia”.
Fue el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, quien más encendió a la multitud, recitando todos las fallas y pecados que los republicanos generalmente atribuyen a Hillary Clinton —incluyendo el surgimiento de ISIS, Bengasi, el pacto nuclear con Irán y el escándalo por los emails— y por cada uno de ellos hizo que la multitud la declarara “¡Culpable! ¡Culpable!”.
Minutos más tarde, la ex secretaria de Estado tuiteó: "Si creen que Chris Christie nos puede dar una lección de ética, tenemos un puente del que hablar", en referencia al escándalo en que se vio envuelto en el proceso de reelección a su cargo.
