Ana* es docente de educación inicial en una escuela pública en Catia, una zona popular del oeste de Caracas. Tiene 12 años de servicio y un sueldo en bolívares equivalente a 10 dólares mensuales.
El año escolar pasado impartió clases a distancia, pero asegura que fue una experiencia muy “fuerte”, no sólo porque al principio, al igual que muchos padres, ella no contaba con un dispositivo para comunicarse con los representantes de sus alumnos, sino porque los datos móviles para navegar en internet salían de su “bolsillo”.
Como muchos otros docentes, Ana se encuentra en un gran dilema: volver a las clases presenciales o dedicarse a tiempo completo a un emprendimiento que le garantiza al menos 30 dólares semanales y que le permite mantener a su familia.
“Estoy pensándolo muchísimo, no quiero renunciar a mi profesión, pero la situación económica es difícil y además no hay condiciones para volver, me parece absurdo con esta ola de COVID. Si las clases se mantienen a distancia sí continuaría”, dice a VOA.
Griselda Sánchez, docente y presidenta de la Asociación Civil para la Formación de la Dirigencia Sindical (Fordisi), insiste en que volver a clases presenciales implica “un gasto económico que ninguno de los actores que hacemos vida en las instituciones podemos cubrir”, incluyendo a los padres.
“El otro problema es que la pandemia se encuentra en un pico alto y las instituciones no cuentan con los servicios básicos. No hay cloro, jabón, mucho menos habrá tapabocas o alcohol, los padres tendrían que asumir ese gasto”, explica.
Además, apunta que los centros educativos públicos en Venezuela están “totalmente deteriorados” y que muchas de las escuelas no cuentan con servicios básicos como agua y luz.
“Aproximadamente hay 25.000 planteles públicos en toda Venezuela. De cada 20 planteles visitados, yo diría que un 80% se encuentra totalmente deteriorado. De cada 20, 11 están graves, tienen problemas de filtración y el techo se cae”, afirma.
“La escuela está fatal”, coincide Ana, mientras recuerda que el techo de una parte del centro educativo en el que trabaja recientemente se vino abajo “por tanta lluvia y deterioro”.
Actualmente unos 451.895 maestros se encuentran activos en el país y unos 200.000 “se han ido o han renunciado” a sus puestos de trabajo, según Fordisi.
De acuerdo a la más reciente Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), entre el 2020 y 2021 se redujo el acceso a la educación inicial (población de 3 a 5 años) y “con ello el apresto que se brinda para el desarrollo de competencias básicas para la continuidad del proceso formativo”.
“Cerca de la mitad no accede a la educación inicial, si viven en hogares con insuficiencia de ingresos para satisfacer la alimentación o donde es bajo el clima educativo”, expone Encovi.
Medidas de bioseguridad
De acuerdo a Ana, para cumplir con las medidas de limpieza, en muchas escuelas están solicitando a los padres contribuir con un artículo de limpieza por estudiante y cada niño debe llevar su mascarilla, pero los docentes deben costear las suyas.
“Nos dieron un kit de bioseguridad el primer día de actividades con una mascarilla desechable, dos deditos de alcohol en un envase que teníamos que llevar y nos dieron un kit de Unicef”, relató.
Preocupada, la docente comenta que, hasta el momento, no le han informado cuáles son los protocolos y lineamientos a seguir en caso de que se registre un caso de COVID-19 en la institución.
“Lo único que dijeron es que si un padre quería permanecer con clases a distancia eso se tenía que respetar y nosotros mandarle la planificación a través de los medios online”, lo que se traduce en más carga de trabajo para los docentes, subraya Ana.
¿Cuánto cuesta volver a clases?
Los precios de uniformes y útiles escolares varían dependiendo de la talla y del lugar en el que se adquieran, pero, en general, resultan costosos en un país en el que el salario mínimo no llega a dos dólares mensuales o en el que el salario promedio de un empleado del sector privado es de 70 dólares mensuales, según el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF).
VOA pudo constatar que padres y representantes de un niño de primaria pueden gastar al menos 57 dólares en un uniforme escolar básico; unos 15 dólares por un polo con el logo del centro educativo, aproximadamente desde 15 dólares por un pantalón, dos dólares por medias y 25 dólares por zapatos escolares.
En cuanto a útiles escolares, una lista para niños de preescolar en un centro educativo privado puede llegar a costar unos 120 dólares, dependiendo de la institución; pero en el caso de escuelas públicas, los docentes tratar de solicitar la menor cantidad de implementos posible.
Ana explica que la mayoría de familias con niños en escuelas públicas son de escasos recursos y están “sobreviviendo”, por lo que, al menos en la institución en la que trabaja, solicitan unos 10 artículos por niño para “poder dividirlos en educación inicial”.
“Una lista escolar de 12 artículos como la que estoy pidiendo está entre 30 dólares y 35 dólares, caminando por zonas donde se consigue más económico”, detalla.
VOA consultó en una librería del este de Caracas los precios de algunos de los artículos más utilizados en preescolar y primaria: una caja con 24 colores puede costar unos 7,90 dólares, una caja de lápices 2 dólares, un sacapuntas, 1,20 dólares, un cuaderno 0,80 dólares, envase grande de pegamento 5 dólares, resma de papel tipo carta cuatro dólares, una regla 0,30 dólares y una tijera punta roma cuesta dos dólares.
El presidente Nicolás Maduro aseguró que el reinicio de clases presenciales para escuelas, liceos y universidades “con un plan especial”, será a partir de la tercera semana de octubre.
“Vamos a fortalecer la vacunación en la Gran Caracas, vamos a elevarla, con las vacunas que están llegando en estos días métele full vacunación a la Gran Caracas, porque yo quiero que la Gran Caracas también disfrute en octubre del regreso a clases presenciales”, dijo la semana pasada.
Sin embargo, VOA constató que algunos colegios privados han iniciado actividades escolares con alumnos, pero no todos han obtenido autorización a pesar de que aseguran haber adecuado los espacios y haber adoptado medidas de bioseguridad contra el COVID-19.
“Parece que es a discrecionalidad de quien dirija las zonas educativas”, comentó a VOA la madre de una joven que asiste a un colegio privado del este de Caracas y que ya inició actividades aunque “por lo pronto sin usar uniforme”, probablemente, dice, para evitar alguna “sanción”.
Días antes, Maduro dijo que el regreso a clases se llevará a cabo bajo el denominado esquema 7+7: una semana de clases, seguida por otra en la que no habrá actividades.
La ministra de educación, Yelitze Santaella aseguró que el 86% del personal educativo ha sido vacunados y resaltó que el gobierno desarrolla un plan para rescatar la infraestructura escolar.
[Ana* no se identificó por razones de seguridad]
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