Un optimista legislador republicano, Lindsay Graham, se dirigió la tarde del domingo al grupo de corresponsales que cubre la Casa Blanca, tras sostener un almuerzo de trabajo con el Presidente, Donald Trump.
"El muro fronterizo se ha convertido en una metáfora", aseguró el legislador, al explicar que tras su encuentro con el mandatario estadounidense, hay razones para ser optimistas en torno al reinicio de negociaciones entre republicanos y demócratas sobre el tema inmigratorio y sobre una posible reapertura total del gobierno federal.
Graham envió un mensaje directo al liderazgo demócrata advirtiendo que "no habrá nunca un acuerdo sin los fondos para construir el muro".
Sin embargo, acto seguido aseguró que propuso al mandatario aprobar la estadía legal en el país de más de 700 mil soñadores y de más de 400 mil beneficiarios del estatus de protección temporal, TPS, por sus siglas en inglés.
"Los demócratas tienen una oportunidad para trabajar con otros y conmigo, incluyendo al presidente, para traer a la legalidad a personas que viven en la incertidumbre", agregó el legislador.
No obstante estas revelaciones, a pocas horas de que acabe el 2 018 no hay muestras concretas ni del liderazgo republicano ni del demócrata de que el gobierno federal estadounidense comience el 2019 a toda marcha.
El presidente Donald Trump continúa culpando a los legisladores demócratas por el cierre parcial del gobierno.
“Para aquellos que preguntan inocentemente por qué los republicanos no consiguieron aprobar la construcción del muro durante el último año, es porque EN EL SENADO NECESITAMOS 10 VOTOS DEMÓCRATAS”, escribió Trump en las últimas horas, a través de su cuenta de Twitter.
“(…) Ellos no nos dan “NADA” para Seguridad Fronteriza. Ahora tenemos que hacerlo por la vía difícil, con un cierre (del gobierno). ¡Muy mal!”, aseguró el presidente.
Los legisladores demócratas, liderados por Chuck Schumer, han dicho que Trump sabe que ellos no van a apoyar que se destine dinero federal para la construcción del muro.
Los líderes demócratas han acusado al presidente de ser uno de los que se niega a aprobar el plan de gastos redactado este mes por líderes de ambos partidos en el Congreso. Incluso, fundamentan sus aseveraciones en la conversación que tanto Schumer como Pelosi sostuvieron con el presidente en la Casa Blanca en la cual el mandatario asumió la responsabilidad por el cierre del gobierno.
“El presidente cambió las reglas del juego”, dijo este domingo senador Jon Tester, demócrata de Montana, a la cadena CBS.
Para la Casa Blanca, la pelota está en el terreno de los demócratas. La consejera presidencial, Kellyanne Conway, apareció el domingo en la cadena de televisión Fox News asegurando que el presidenteTrump no está tratando de contactar a los demócratas, sino que está esperando que ellos le contacten a él.
“Está en ellos”, agregó Conway a Fox.
Como consecuencia del rifi-rafe entre la Casa Blanca y el Partido Demócrata, tanto el salario de los trabajadores federales, como los servicios del gobierno se han visto trastornados por la parálisis en la administración.
Justo antes de entrar en el último fin de semana del año, el presidente firmó una orden ejecutiva que congela el pago de los funcionarios gubernamentales del 2019, frenando un esperado aumento del 2,1% en los salarios que, se esperaba, iba a entrar en efecto en enero.
Aproximadamente 380,000 trabajadores federales están suspendidos y otros 420,000 están trabajando sin recibir salario debido al cierre parcial ordenado por la administración.
En una carta al Senado y la Cámara, el presidente se refirió al aumento de sueldo como “inapropiado” y aseguró que las agencias federales no podían “sostener” el incremento.
En lo que va corrido del cierre parcial del gobierno federal, Trump insiste en condicionar la reapertura total del mismo, a la aprobación de 5 mil millones de dólares destinados a construir el muro fronterizo, tema que fue y sigue siendo bandera de su campaña y de su presidencia.
Este sábado, Trump tuiteó que estaba “en la Casa Blanca esperando a que vengan los demócratas para llegar a un acuerdo sobre la seguridad fronteriza”.
En medio de este contexto, las negociaciones sobre el presupuesto para el muro fronterizo, si se observa desde el lado de La Casa Blanca, y de la seguridad fronteriza, si se lee la situación desde el lado demócrata; están estancadas y todo hace prever que el gobierno seguirá cerrado, por lo menos hasta el 3 de enero. Lo que ubica a este cierre parcial del gobierno federal como el noveno más largo de la historia.
Teniendo en cuenta que ha habido poco contacto entre ambas partes durante el estancamiento y que el mandatario estadounidense no pidió a su partido republicano -que aún tiene mayoría en el Capitolio-, que mantuviera abiertas las sesiones en el Congreso, se da por descontado que el
2018 cerrará con una parálisis gubernamental que tampoco da muestras de encontrar una pronta salida.
Muerte de 2 menores inmigrantes, en medio de la controversia
Entre sus llamados a negociar la aprobación de fondos para el muro fronterizo, Trump rechazó las críticas sobre la responsabilidad de la administración en la muerte de dos niños migrantes, mientras estaban bajo custodia de la Patrulla Fronteriza.
El presidente dijo que las muertes habían sido “estrictamente culpa de los demócratas y sus patéticas políticas migratorias que permiten que las personas hagan ese largo camino pensando que pueden entrar en nuestro país ilegalmente”.
Aún así, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristjen Nielsen, culminó este domingo una gira por la frontera sur, a donde llegó tras la muerte de un segundo menor inmigrante guatemalteco. Según reportes médicos oficiales, el niño pereció como consecuencia de la influenza.
Tras la nueva tragedia, la Patrulla Fronteriza ordenó que todos los menores inmigrantes fueran sometidos a exámenes médicos y la más alta funcionaria del Departamento de Seguridad Nacional, se trasladó desde el viernes a la frontera. Allí se reunió con médicos y profesionales de la salud, de acuerdo con reportes de la cadena de noticias PBS.
Antes de culminar su gira este domingo, Nielsen visitó la ciudad texana de El Paso y Yuma, Arizona. En ambos lugares requirió ayuda médica a otras agencias del gobierno y se refirió a la situación como “profundamente preocupante y desgarradora”.
Mientras la incertidumbre continúa abrumando a los inmigrantes y a las autoridades migratorias fronterizas, a miles de kilómetros, en Washington, las horas finales del 2018 también están marcadas por la incertidumbre entre quienes definen el rumbo del país.
No obstante la aparición de la asesora presidencial KellyAnne Conway en televisión este domingo, parecía traer una luz verde al diálogo a pocas horas de la culminación del año, lo cierto es que las condiciones no parecen dadas para que la reapertura del gobierno se concrete antes de la media noche de este 31 de diciembre.
Según Conway “el presidente ya se ha comprometido” con reducir su pedido de $25 mil millones para el muro y agregó que Trump ya abandonó su exigencia de construir un muro físico en algunas partes de la frontera.
La asesora presidencial restó importancia a la condición que el presidente Trump impuso antes de ordenar el cierre parcial del gobierno federal, al asegurar que “la discusión sobre el muro es una tonta pelea semántica”.
La funcionaria explicó en cambio, que “Habrá un muro en algunas partes, habrá láminas de hierro y también mejoras tecnológicas”, “pero decir solamente que tiene que ser un muro, es ser muy poco sincero y es hacer la vista gorda a lo que es una crisis en la frontera” aseguró Conway, tratando de zanjar la controversia.
Pero quien realmente tiene el poder de decisión, el presidente Donald Trump, se ha mantenido fuera de la vista pública desde que volvió a la Casa Blanca el pasado jueves, tras realizar la primera visita que ha hecho durante su mandato a las tropas estadounidenses apostadas fuera del país. Esta vez, a un grupo de soldados que sirven a las Fuezas Armadas en Irak.
A menos de que el liderazgo demócrata responda de manera afirmativa al llamado que en las últimas horas hizo el senador Lindsay Graham, quien les dijo que "es hora de que dejemos de lado el odio" y comencemos a negociar", es muy poco probable que el gobierno federal estadounidense vuelva a trabajar al 100 por ciento de su capacidad antes de recibir el 2019.