Un niño está jugando con una pelota en lo que era el techo de su vivienda y ahora es un terreno de escombros y lodo. Una mujer intenta salvar enseres de la casa de una abuela, a la que enterró junto a un tío un día antes. Unos hombres buscan sobrevivientes del mayor deslave en años en el pueblo de Las Tejerías, en Venezuela, que dejó al menos 43 muertos y 56 desaparecidos.
"La cifra de personas fallecidas que hemos encontrado alcanza a 43", informó la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, quien ofreció un nuevo saldo el martes por la noche.
“Estamos llegando a casi un centenar de víctimas fatales de esta tragedia”, dijo antes el presidente Nicolás Maduro en el canal estatal.
Con el pasar de las horas se pierde la esperanza de encontrar sobrevivientes en Las Tejerías, declarada “zona de catástrofe” por las autoridades. Sin embargo, las cuadrillas de rescates intensifican la búsqueda de unas 56 personas.
Unos 3.000 efectivos, entre militares y miembros de Protección Civil, coordinan esfuerzos.
Los vecinos participan: excavan entre ramas de árboles y un lodo ya denso.
Unas fotos familiares pegadas en un cuaderno yacen tiradas entre bultos de ramas secas y lodo. También hay una muñeca Barbie, un peluche y una sandalia. La escena se repite a lo largo de esta localidad de 50.000 habitantes: desde cartas, poemas, invitaciones de cumpleaños, artículos personales hasta televisores, neveras o muebles.
Erika Carrillo intenta recuperar lo que quedó en la casa de su abuela, de 79 años, que murió ahogada junto a un tío de 50.
“Perdí a mi abuela y a mi tío. Nosotros mismos los rescatamos a las cinco de la mañana, los encontramos a los dos juntos, los sacamos y los enterramos ayer, se quedaron hundidos, murieron ahogados”, dijo a la Voz de América esta joven de 31 años.
Y “ahorita tratando de rescatar unas cosas”, agregaba mientras iba y venía cargando cosas entre el lodo.
La zona continúa sin electricidad, las comunicaciones son complicadas, y el tránsito vehicular está restringido.
Piden ayuda al gobierno
“Una persona débil no aguanta esto”, dice Eustacio Rojas, de 72 años, que mira con dolor los restos de su casa, donde vivía con su hija y tres nietas. Pide una y otra vez ayuda al gobierno: “háganlo por los niños”.
“Lo único que le pedimos al gobierno es que nos reubique, nos quedamos sin casa”, clamó este anciano con la voz entrecortada.
Y así muchos otros. Orlando Vargas, de unos 45 años, está parado junto a su hijo en lo que hasta el sábado fue su hogar. Acá no hay ninguna pared levantada, solo bloques que sirven de silla.
“Mi casa se perdió”, dice con resignación. “Lo más difícil fue ver como se estaba derrumbando todo, los gritos…”.
Maduro recorrió la zona el lunes y prometió reconstruir viviendas y comercios. “Nadie se va a quedar abandonado, nadie se va a quedar sin casa”, dijo.
Y para muchas de estas familias es esa la única esperanza para salir adelante.
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