Aunque se evidencian “ciertas mejorías” en cuanto al suministro de insumos y el tiempo de atención en los hospitales públicos venezolanos, la situación general “sigue siendo crítica”, expone la más reciente Encuesta Nacional de Hospitales (ENH), que monitorea diversos aspectos de forma “rutinaria” y “sistemática”.
En comparación con el 2019, en 2022 el desabastecimiento de insumos imprescindibles para atender casos de emergencia, entre ellos adrenalina, oxígeno y material de intubación ha registrado una mejora de 6 puntos porcentuales, pero sigue estando lejos de ser lo “óptimo”.
“En términos reales, la posibilidad de no encontrar un medicamento básico para una emergencia está cercana al 50%. Si miramos para insumos de pabellón de emergencia es 70% y este valor no ha variado desde 2019”, resalta el informe de la ENH.
Julio Castro, medico infectólogo y coordinador de la ENH, destacó preocupación ante el déficit de insumos para atender los motivos más frecuentes de consultas, que son las emergencias hipertensivas, cardiológicas y patologías respiratorias.
La ENH también documenta un déficit de 70% en insumos de quirófano indispensables para una cirugía, incluyendo analgésicos y anestésicos.
“Esa situación está un poco mejor, [pero] no está en los niveles que nosotros deberíamos tener comparados con países latinoamericanos. No ha habido un cambio sustancialmente importante”, dijo Castro al presentar los resultados de la ENH.
En cuanto a las fallas estructurales y de servicios públicos como agua y luz, la situación “no ha mejorado sustancialmente”. Casi el 60% de los hospitales no reciben agua corriente.
“Estamos funcionando con soluciones de emergencia que son camiones cisterna o plantas eléctricas cuando se va a la luz en el hospital, que son paños calientes para situaciones coyunturales, no para resolver la situación. Abogamos porque esto sea cero y debería haber una política de inversión de infraestructura para garantizar que los hospitales tengan agua 365 días, 24/7”, sostuvo el médico infectólogo.
La ENH reporta una recuperación de la operatividad de servicios de laboratorio y rayos X, sin embargo, refleja que en 2022 solo el 31% de los centros reportaban operatividad las 24 horas, los siete días de la semana. Mientras, los equipos de tomografía y resonancia magnética continúan con casi 90% de inoperatividad.
“Un tomógrafo que funcione cuatro horas al día lo consideramos un funcionamiento intermitente. El que llega con un accidente cerebrovascular o una hemorragia cerebral a las 2 a.m., es como si no estuviera allí, a esa hora es que lo necesitas”, manifestó Castro.
Tiempo “aguja”
Los tiempos de atención en enfermedades respiratorias y patología cardiaca aguda han mejorado “de manera importante” desde 2019, cuando, desde que un paciente llegaba a emergencia, hasta que se le aplicaba la primera dosis de tratamiento, (en casos de neumonía) podían pasar hasta 12 horas.
En casos de infartos, los tiempos de atención pasaron de 4,3 horas en 2019 a poco más de una hora en 2022.
Castro explica que las normas internacionales establecen que no debería pasar más de una hora desde la llegada del paciente hasta que se le coloca el primer medicamento (tiempo aguja).
“Han venido disminuyendo y estamos alrededor de las 2 horas (…) mejora porque antes no había gasolina, porque para conseguir un antibiótico tenías que ir a siete farmacias, ahora quizás tienes que ir a una sola. Este tiempo se ha venido recortando, pero quisiéramos que fuera como recomiendan la mayoría de los países, menos de una hora”, resaltó.
La medición independiente elaborada por la organización Médicos por la Salud, que surgió ante la ausencia de estadísticas oficiales, lleva a cabo un monitoreo “rutinario” y “sistemático” en los 40 hospitales más importantes en todos los estados del país.
Consultado por periodistas, Castro calificó el sistema de salud de “mediocre”.
“Mejoró el índice de desabastecimiento 2%, pero pregúntale a una mujer que tiene un cáncer de mama cuanto tiene que esperar para operarse. Son muchas variables. Nos merecemos un sistema de salud muchísimo mejor de lo que representan esos números”, respondió.
Al respecto, reiteró la necesidad de que se divulguen indicadores oficiales que permitan conocer cómo ha sido el gasto público en materia sanitaria.
Especialistas y diversas instituciones humanitarias han cuestionado que el Ministerio de Salud no divulgue boletines epidemiológicos desde el 2015.
El gobierno venezolano ha atribuido la crisis que atraviesa el país a las sanciones de la comunidad internacional y continuamente ha exigido su levantamiento. Sin embargo, diversos sectores de la sociedad civil insisten en que la emergencia humanitaria compleja es preexistente.
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