El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y el máximo comandante de la guerrilla de las FARC, Rodrigo Londoño, firmaron el jueves un segundo acuerdo de paz, casi dos meses después de ser rechazado sorpresivamente el primero en un referéndum.
La firma del nuevo acuerdo, más sobria que la primera realizada en Cartagena, se realizó en el Teatro Colón de Bogotá, la capital colombiana.
Tras la sencilla ceremonia, Santos y Londoño, se estrecharon la mano mientras los asistentes al evento coreaban “¡Sí se pudo!”.
Ausente en el acto estuvo el expresidente y ahora senador, Álvaro Uribe, quien promovió la no aprobación del primer acuerdo, y que sigue oponiéndose al nuevo, por considerar que no incluye todos los cambios necesarios para ser aprobados.
Londoño, también conocido durante la guerra como Timochenko, pidió en su discurso posterior a la firma "un gobierno de transición que garantice el cumplimiento de los acuerdos y que esté conformado por todas las fuerzas políticas".
"[El nuevo acuerdo] implicó debates profundos con todas la voces del establecimiento. Nadie debe quedarse por fuera de él. Solo ponemos fin de manera definitiva a la guerra para confrontar civilizadamente las contradicciones", dijo el comandante.
También pidió que el acuerdo de paz se implemente con rapidez y dijo que, en su opinión, "la primera demanda nacional es que se ponga fin al uso de las armas en la política", pero también que "se garantice el derecho a disentir, a hacer oposición".
Por su parte, el presidente Santos señaló que el nuevo acuerdo surgió “de un diálogo abierto y franco con todos los sectores de la sociedad... y un proceso riguroso de renegociación entre las delegaciones en La Habana”.
Asimismo, indicó que el nuevo acuerdo sienta las bases para la construcción de una paz estable y duradera. “Logramos parar el desangre y que no haya más víctimas”, dijo Santos.