La situación del disidente chino Chen Guangcheng dio vuelta nuevamente y ahora desea abandonar China con su familia, confirmó este jueves 3 de mayo de 2012 la portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland.
Es más, Cheng dijo que en vista de las circunstancias, le gustaría venir a Estados Unidos en el avión de la secretaria de Estado Hillary Clinton.
“Mi esperanza ferviente es que sea posible que mi familia y yo volemos hacia Estados Unidos en el avión de Hillary Clinton", dijo Chen en una entrevista telefónica con la periodista Melina Liu del Daily Beast.
El cambio de opinión del abogado no vidente surgió luego de hablar personalmente con su familia y de no poder comunicarse con su madre. Funcionarios estadounidenses hablaron con Chen el jueves en dos ocasiones y también con su familia y "ellos como familia han cambiado de opinión sobre el deseo de permanecer en China", dijo la vocera.
Luego de escapar a la persecución de funcionarios oficiales en su pueblo rural y refugiarse en la embajada estadounidense en Beijing durante seis días, Chen aceptó que lo llevaran a un hospital donde recibiría atención médica por una herida en la pierna y se reuniría con su familia.
Fue entonces que Chen cambió de opinión nuevamente.
La disputa diplomática entre Washington y Beijing sobre Chen es sensible para el gobierno de Obama. El riesgo es parecer blando en cuanto a los derechos humanos durante un año de elección o bien parecer que se apresuran a resolver el caso de Chen para no entorpecer las conversaciones estratégicas esta semana en China a las que asiste la secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton.
Clinton dijo a China el jueves que debe proteger los derechos humanos en respuesta a la crítica de Beijing contra la intervención de Estados Unidos en el caso de Chen, cuya suerte ha ensombrecido las conversaciones anuales entre las dos potencias.
"Todos los gobiernos tienen que responder a las aspiraciones de nuestros ciudadanos a la dignidad y al estado de derecho, y ninguna nación puede ni debe negar esos derechos", dijo Clinton.
Sus declaraciones fueron hechas después que Chen solicitara más ayuda de Washington.
Funcionarios estadounidenses dijeron que el gobierno chino acordó reubicarlo en el poblado universitario de su preferencia.
Chen, de 40 años, al principio dijo que tenía garantías de que podría estar a salvo en China —que es lo que según funcionarios estadounidense, él quiere, pero horas después él le dijo a The Associated Press que temía por la seguridad de su familia a menos de que todos se fueran al extranjero. También dijo que sentía presión para que se fuera, tanto de funcionarios chinos como estadounidenses.
Un alterado Chen dijo el miércoles a The Associated Press desde su habitación en el hospital que las autoridades chinas le habían advertido que perdería su oportunidad de reunirse con su familia si permanecía más tiempo en la embajada.
Funcionarios de Estados Unidos confirmaron esa versión, pero negaron tajantemente su afirmación de que un diplomático estadounidense le había advertido de una amenaza china según la cual matarían a golpes a su esposa si no abandonaba la embajada.
El embajador estadounidense Gary Locke dijo en conferencia de prensa que puede decir "inequívocamente" que Chen nunca fue presionado para que dejara la embajada. Locke agregó que Chen dejó la embajada luego de hacer dos llamadas telefónicas con su mujer, quien esperaba en el hospital.
"Le preguntamos si estaba listo para irse. El brincó emocionado y dijo 'vámonos' frente a muchos testigos", dijo Locke.
China rechaza cualquier involucramiento de Estados Unidos en sus problemas internos y ha pedido una disculpa de Washington por haber albergado a Chen, que huía del acoso de autoridades locales en pueblo rural por exponer abortos forzados y otros abusos.
Pero las opacas circunstancias de la salida de Chen de la embajada, y su repentino llamado para salir de China después de haber declarado que quería quedarse, eclipsaron el inicio de las conversaciones del jueves entre China y Estados Unidos.
Entre los temas a tratar en la reunión estaba la crisis económica mundial y temas conflictivos como Corea del Norte, Irán, Siria y Sudán.
Es más, Cheng dijo que en vista de las circunstancias, le gustaría venir a Estados Unidos en el avión de la secretaria de Estado Hillary Clinton.
“Mi esperanza ferviente es que sea posible que mi familia y yo volemos hacia Estados Unidos en el avión de Hillary Clinton", dijo Chen en una entrevista telefónica con la periodista Melina Liu del Daily Beast.
El cambio de opinión del abogado no vidente surgió luego de hablar personalmente con su familia y de no poder comunicarse con su madre. Funcionarios estadounidenses hablaron con Chen el jueves en dos ocasiones y también con su familia y "ellos como familia han cambiado de opinión sobre el deseo de permanecer en China", dijo la vocera.
Luego de escapar a la persecución de funcionarios oficiales en su pueblo rural y refugiarse en la embajada estadounidense en Beijing durante seis días, Chen aceptó que lo llevaran a un hospital donde recibiría atención médica por una herida en la pierna y se reuniría con su familia.
Fue entonces que Chen cambió de opinión nuevamente.
La disputa diplomática entre Washington y Beijing sobre Chen es sensible para el gobierno de Obama. El riesgo es parecer blando en cuanto a los derechos humanos durante un año de elección o bien parecer que se apresuran a resolver el caso de Chen para no entorpecer las conversaciones estratégicas esta semana en China a las que asiste la secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton.
Clinton dijo a China el jueves que debe proteger los derechos humanos en respuesta a la crítica de Beijing contra la intervención de Estados Unidos en el caso de Chen, cuya suerte ha ensombrecido las conversaciones anuales entre las dos potencias.
"Todos los gobiernos tienen que responder a las aspiraciones de nuestros ciudadanos a la dignidad y al estado de derecho, y ninguna nación puede ni debe negar esos derechos", dijo Clinton.
Sus declaraciones fueron hechas después que Chen solicitara más ayuda de Washington.
Funcionarios estadounidenses dijeron que el gobierno chino acordó reubicarlo en el poblado universitario de su preferencia.
Chen, de 40 años, al principio dijo que tenía garantías de que podría estar a salvo en China —que es lo que según funcionarios estadounidense, él quiere, pero horas después él le dijo a The Associated Press que temía por la seguridad de su familia a menos de que todos se fueran al extranjero. También dijo que sentía presión para que se fuera, tanto de funcionarios chinos como estadounidenses.
Un alterado Chen dijo el miércoles a The Associated Press desde su habitación en el hospital que las autoridades chinas le habían advertido que perdería su oportunidad de reunirse con su familia si permanecía más tiempo en la embajada.
Funcionarios de Estados Unidos confirmaron esa versión, pero negaron tajantemente su afirmación de que un diplomático estadounidense le había advertido de una amenaza china según la cual matarían a golpes a su esposa si no abandonaba la embajada.
El embajador estadounidense Gary Locke dijo en conferencia de prensa que puede decir "inequívocamente" que Chen nunca fue presionado para que dejara la embajada. Locke agregó que Chen dejó la embajada luego de hacer dos llamadas telefónicas con su mujer, quien esperaba en el hospital.
"Le preguntamos si estaba listo para irse. El brincó emocionado y dijo 'vámonos' frente a muchos testigos", dijo Locke.
China rechaza cualquier involucramiento de Estados Unidos en sus problemas internos y ha pedido una disculpa de Washington por haber albergado a Chen, que huía del acoso de autoridades locales en pueblo rural por exponer abortos forzados y otros abusos.
Pero las opacas circunstancias de la salida de Chen de la embajada, y su repentino llamado para salir de China después de haber declarado que quería quedarse, eclipsaron el inicio de las conversaciones del jueves entre China y Estados Unidos.
Entre los temas a tratar en la reunión estaba la crisis económica mundial y temas conflictivos como Corea del Norte, Irán, Siria y Sudán.