Todo lo que se pudre produce metano: los desperdicios de comida en las ciudades y el campo, los excrementos de animales y sus gases intestinales, además de los desechos de la agricultura. Si a ello se suma la extracción de carbón y procesamiento de hidrocarburos, aumenta el volumen de producción de este gas, que contribuye al calentamiento global de forma más acelerada.
Las alertas de organismos internacionales ante la falta de compromisos de China como principal emisor y el empuje de Estados Unidos para buscar soluciones están abriendo caminos para proponer formas creativas de innovación tecnológica como la que impulsa el científico y economista ambiental Hu Tao.
En un conversatorio este martes en el Centro Woodrow Wilson, en Washington, este experto explicó su propuesta de utilizar el gas de la podredumbre en el planeta para producir energías limpias y dijo que trabaja en un método para “almacenar el metano” y evitar que se vaya a la atmósfera
Hu, que dirige el Lakestone Institute for Sustainable Development, afirmó estar convencido de que el potencial es grande.
“Este proyecto es la demostración de lo que se puede hacer en un tiempo corto, pero el objetivo es comercializar esta producción” y contribuir a reducir los efectos del calentamiento global con este gas, explicó el experto originario de China y enrolado en organizaciones para crear compromisos ambientales.
Gas, efecto y emisores
El metano es un gas de efecto invernadero (GEI), que al igual que el dióxido de carbono (CO2) se acumula en la atmósfera, con la diferencia que tiene una capacidad muy superior de “atrapar el calor” por lo que los investigadores consideran su potencial mucho más determinante en el calentamiento global.
Según el Global Methane Iniciative, si bien este gas dura menos tiempo en la atmósfera -se estima que una década- es “un importante contribuyente al cambio climático, especialmente en el corto plazo”. El volumen de su producción, al provenir de un amplio espectro de actividades en el planeta como la ganadería, la industria de hidrocarburos y otras actividades humanas, lo convierte en clave del problema.
El experto ambiental, Euan Nisbet, profesor de Ciencias de la Tierra del Centro Nacional de Ciencias Atmosféricas de Reino Unido, considera que China va a la cabeza en la emisión de metano, por lo que cualquier solución debe contar con el compromiso de ese país, que es la segunda economía del mundo.
Datos compilados por el profesor Nisbet indican que China es el “mayor emisor, con unas 89 millones de toneladas emitidas cada año” a la atmósfera, producidas en su mayoría por la industria de carbón; le sigue India, con un aproximado de 32 millones de toneladas; atrás están Rusia, con unas 35 millones y Estados Unidos, con unas 31.
Las industrias extractiva y de combustibles fósiles, la producción ganadera y la mala gestión de recursos orgánicos de la agricultura y de las urbes aceleran la producción de metano.
Nisbet consideró que China e India, como mayores emisores de metano “pueden hacer mucho más” para atajar el problema, aunado al compromiso de Estados Unidos para reducir las emisiones.
Presión para hacer compromisos
A mediados de julio el enviado especial para el clima de Estados Unidos, John Kerry, visitó la capital china para avanzar en las entrampadas negociaciones sobre el tema ambiental e impulsar compromisos entre las dos potencias emisoras de gases de efecto invernadero.
La visita de Kerry a Beijing se produjo justo en los días en que diferentes latitudes del planeta experimentaban nuevas marcas de altas temperaturas en un verano que por igual abrasaba Asia, América y Europa, incluso con la capital china experimentado temperaturas arriba de 40 grados, no registradas con anterioridad.
Durante las reuniones de Kerry con el jefe de la diplomacia china, Wang Yi, enfocadas en reactivar la estancada cooperación en asuntos ecológicos, trascendió que el enviado estadounidense apuntó a los compromisos para que China reduzca su dependencia de la industria del carbón y que establezca objetivos para reducir las emisiones de metano.
“China y Estados Unidos son las dos economías más poderosas del mundo. También somos dos de los mayores emisores de gases de efecto invernadero. Así que es imperativo de que nuestros dos países se unan y trabajen y muestren al resto del mundo cómo podemos cooperar y empezar a abordar esta cuestión con la urgencia que requiere", declaró Kerry.
El Departamento de Estado reiteró la “importancia crítica” de avanzar con la potencia asiática en los esfuerzos bilaterales y multilaterales para “abordar la crisis climática” y empujar a China para acelerar la reducción de emisiones de ese gas.
El calor extremo de este verano y las inundaciones en China no lograron este año impulsar el debate interno sobre las responsabilidades del país y los compromisos que debe asumir ante el calentamiento global y las emisiones de gases de efecto invernadero.
Si bien los medios de comunicación y funcionarios chinos han dicho en el pasado que “el cambio climático hace que China sea más vulnerable”, según una reciente nota de la agencia Reuters, poco se ha hecho este año y se observa acciones “más reacias a vincularlas con las propias emisiones de China”.
Según datos de distintos observadores, la potencia económica asiática representa alrededor de un tercio de todas las emisiones del planeta de metano, por lo que Estados Unidos le ha instado a “lograr avances concretos en los desafíos transnacionales compartidos”.
En 2021 durante la reunión de la Asociación Mundial de Metano, China dijo que había elaborado un plan “con metas concretas para frenar las emisiones de metano” con proyecciones de alcanzar un 30 % para 2030, como lo que registró el año 2020 de la pandemia, cuando el país estuvo bajo cierre.
Sin embargo, ese plan no se ha publicado y Estados Unidos espera que la nación asiática difunda el conjunto de sus medidas antes de acudir a la Conferencia de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre el clima, que se realizará en diciembre próximo en Dubai.
El director de la iniciativa Clean Air Task Force (CATF), Jonathan Banks, dijo que esta organización en Boston considera que ese anuncio sería la “salva de apertura para poder sentarnos y tener discusiones más serias sobre el metano en China”.
China se ha comprometido a reducir a cero para el año 2060 las emisiones producidas por el CO2.
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