En los últimos meses varios monjes tibetanos se han inmolado convirtiéndose en piras humanas, quemando sus cuerpos en protesta por el control que ejerce China sobre la región del Tibet, y el hecho ha provocado una airada respuesta por parte de las autoridades chinas, que alegan que las protestas están vinculadas con actos de terrorismo y son promovidas por el Dalai Lama.
Desde el pasado mes de mayo de 2011, nueve tibetanos, todos menores de 24 años de edad, se han prendido fuego a sí mismos, y el más reciente de esos incidentes fue el de una mujer, la primera monja budista en inmolarse. Cinco de los religiosos murieron a causa de las quemaduras.
Al igual que en todos los otros casos, la monja llamada Tenzin Wangmo, clamó entre las llamas porque llegue a su fin la dominación china, a favor de la libertad de credo religioso y porque se permita regresar de su exilio al Tibet al Dalai Lama. La mayoría de tales sucesos han tenido lugar en el pequeño poblado de Aba, en la provincia china de Sichuan, fronteriza con el Tibet.
De acuerdo con el gobierno chino, las protestas, que se han expandido a otras zonas de la región, van contra las creencias y escrituras budistas, pero Robert Barnett, un académico experto en el Tibet de la Universidad de Columbia refuta los argumentos de las autoridades de Pekín.
“Aunque existen pocos antecedentes, hay referencias a la inmolación como práctica religiosa en la antigüedad, cuando la gente lo hacia para demostrar devoción por Buda. De modo que no se puede afirmar lo contrario”, dice.
Pero aun cuando grupos de exiliados tibetanos han llevado a cabo vigilias para recordar a quienes consideran mártires y han urgido a no olvidar sus acciones, Barnett destaca que las inmolaciones no tienen precedente como medio de protesta política por parte de esa comunidad.
Las inmolaciones dieron inicio cuando las autoridades chinas forzaron a los monjes budistas a que pasaran cursos de educación patriótica, a que estudiaran comunismo y que renunciaran a que el Dalai Lama fuera su líder espiritual.
Ante las protestas de los monjes, las autoridades establecieron pequeñas estaciones policiales dentro de algunos monasterios, y a otros les cortaron el suministro de agua y electricidad. Luego, cuando empezaron a inmolarse, enviaron más policías.
La cancillería china ha calificado las protestas de los monjes de labor “separatista”, y también ha dicho que pidió a las autoridades de la India encausar como terroristas a los grupos de exiliados tibetanos radicados en ese país.
El gobierno de China ha respondido a los múltiples llamados hechos por Estados Unidos para que respete los derechos de los tibetanos y de otros ciudadanos chinos diciendo que Washington no debe entrometerse en los asuntos internos del país.