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Las historia de las 'chicas del radio'


Madeline Piller, a la izquierda, hace cinco años inició el proceso para rescatar esta parte de la historia de EE.UU. Su padre es el escultor del monumento a las "Chicas del radio".
Madeline Piller, a la izquierda, hace cinco años inició el proceso para rescatar esta parte de la historia de EE.UU. Su padre es el escultor del monumento a las "Chicas del radio".

Gracias a las trabajadoras que pintaban los relojes que brillaban en la oscuridad, se establecieron los procedimientos de radioactividad en EE.UU.

En la primera parte del siglo XX, existía la creencia general de que el radio, el elemento químico, curaría muchas dolencias.

El radio era utilizado también para que los relojes de pulsera y los de pared fueran visibles en la oscuridad.

Y fueron muchas de las mujeres que trabajaban pintando relojes, en una pequeña ciudad del medio oeste, en el estado de Illinois, quienes empezaron a llamar la atención sobre los peligros del radio y promovieron cambios en las leyes laborales de Estados Unidos.

La exposición radioactiva

En aquel entonces, en las primeras décadas de 1900, no se hablaba de los efectos nocivos para los seres humanos causados por la exposición a la radioactividad.

Muchas mujeres adolescentes fueron reclutadas para trabajar en la fábrica Dial Radio en Ottawa. Allí pintaban relojes que brillaban en la oscuridad.

“Las mujeres eran instruidas para que lamieran los pinceles justo antes de que pintaran los relojes”, explica Madeline Piller.

En 1925, la gerencia sabía sobre las consecuencias y lo tóxico que era este elemento químico, pero no informó a sus empleadas y empleados, y no se tomaron las medidas de precaución contra la exposición.

Muchas mujeres desarrollaron tumores cancerosos, fragilidad de huesos y amputaciones.

“Ellas estaban muriendo. Los médicos estaban mintiendo y el pueblo estaba contra ellas por protestar”, explica Leonard Grossman Jr., cuyo padre, Leonard Grossman, fue contratado como abogado para representar a una de las siete mujeres de la llamada “Sociedad de los muertos vivientes”, que comenzó una batalla jurídica en 1934 contra los propietarios de Dial Radio.

“Fue una forma dramática de contaminar a las trabajadoras, porque ellas no supieron durante años que estaban siendo afectadas. Esto era algo insidioso que estaba pasando dentro de sus cuerpos y los empleadores les convencieron de que era bueno para ellas”, explica Grossman.

El caso de las “Chicas del radio”, que también incluye a los trabajadores de una planta similar en New Jersey, recorrió todo el sistema legal llegando hasta la Corte Suprema de EE.UU.

Las mujeres finalmente ganaron y recibieron una modesta compensación de la Corporación Radium de Estados Unidos, compañía matriz de Dial Radio.

Cambios positivos

Este caso legal afectó de varias formas la ley de derecho laboral en Estados Unidos. Llevó a instaurar compensaciones para trabajadores y la creación de procedimientos de seguridad reglamentarios en radiología.

Se debería haber cerrado el capítulo de injusticias contra estas mujeres la pequeña ciudad de Ottawa, Illinois. Sin embargo, muchos en el pueblo culparon a las mujeres por la pérdida de puestos de trabajo durante la Gran Depresión. El tema se convirtió en un tabú, al igual que muchas de las “Chicas del radio” que estaban muriendo por la exposición radioactiva.

“La gente no quería hablar mucho de ello. Pensaron que convertiría a Ottawa en un ojo negro, que la gente tendría la impresión equivocada”, dice Bob Eschbach, alcalde de Ottawa.

Ahora la ciudad ha construido un monumento para recordar y evitar que se olvide la historia de las “Chicas del radio”.

En una ceremonia que se realizó el Día del trabajo de 2011, cientos se reunieron en Ottawa, incluyendo Rose Baima, Pauline Fuller y Junne Menne, tres de las empleadas sobrevivientes de la fábrica de Luminous Processes, para recordar la lucha por la vida que tuvieron que dar y honrar la memoria de las desaparecidas.

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