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Viajar de Nicaragua a EE.UU. es más costoso respecto al resto de Centroamérica


El aeropuerto de Managua, Nicaragua. Foto Houston Castillo, VOA.
El aeropuerto de Managua, Nicaragua. Foto Houston Castillo, VOA.

La última vez que la familia Rocha se reunió fue en agosto de 2019, meses antes que se conociera sobre el nuevo coronavirus. El encuentro fue emotivo porque se habían dispersado por el conflicto sociopolítico ocurrido en Nicaragua en abril de 2018.

Los hermanos Luisa Danya Rocha y Roger Chavarría emigraron a Indianápolis, capital del estado estadounidense de Indiana, huyendo de la incertidumbre que les generó el gobierno de Daniel Ortega. Detrás, en Nicaragua, quedó su madre Rossy Chavarría.

Tras el exilio, la madre de los hermanos Chavarría viajaba al menos dos veces a Estados Unidos para compartir algunos momentos juntos en familia, pero la llegada de la pandemia complicó todo.

“Ya teníamos el boleto comprado para vernos: ella vendría para el mes de marzo de 2020 pero la pandemia retrasó todo. Se cerraron las fronteras y las aerolíneas nos posponían fecha para el viaje, hasta que finalmente después de seis meses nosotros decidimos cancelar el vuelo y pedimos un reembolso”, relata Luisa Chavarría a la Voz de América.

Tras la apertura paulatina de las fronteras y la reactivación de las aerolíneas en Nicaragua, esta familia inició las gestiones para poder reencontrarse y compartir nuevamente.

La familia Chavarria en EE.UU. Foto Cortesía.
La familia Chavarria en EE.UU. Foto Cortesía.

Rossy Chavarría, madre de los hermanos exiliados, finalmente logró viajar a Estados Unidos esta semana, sin embargo, sus hijos aseguran que tuvieron que asumir un alto costo debido a que en Nicaragua el precio de un vuelo se ha incrementado hasta casi un 100%, en comparación con las tarifas anteriores al coronavirus.

“Finamente mi mamá pudo viajar. Solo el vuelo de ida me costó casi 600 dólares. El boleto de regreso es aparte”, dice Luisa Danya, quien cataloga “como una pesadilla” el tratar de conseguir un boleto a un precio asequible.

Chavarría pensó en la posibilidad de poder mandar su mamá a Costa Rica, desde donde los vuelos tienen un costo mucho más económico, pero solo de Managua a San José, “el boleto era una exageración”.

Los altos costos de vuelos

De acuerdo con el expresidente del sector privado de Nicaragua, José Adán Aguerri, viajar desde Managua a Miami es 3,5 veces más caro en comparación con Costa Rica. Según él la negativa del gobierno de Ortega de no revertir las medidas impuestas a las aerolíneas y los altos costos de la prueba de coronavirus, encarecen los viajes al extranjero.

En Nicaragua, la prueba de COVID-19 para todos los ciudadanos que lo requieran tiene un costo de 150 dólares y se encuentra “centralizada” por el Ministerio de Salud. Ninguna clínica puede ofrecer ese servicio.

“Un pasaje de Costa Rica a Miami, si se compra hoy para las fechas del 27 de enero al 4 de febrero, cuesta 277.32 dólares. Un pasaje de Managua a Miami en la misma aerolínea cuesta 1.241,33 dólares”, lamenta Aguerri.

El empresario señala que para un turista, un viajero de negocios o un inversionista, pagar esa cantidad para venir a Nicaragua “es irracional”.

“El turista va a optar ir a un lugar más barato. El viajero de negocios y el inversionista utilizarán los medios electrónicos en vez de viajar al país”, señala.

La presidenta de la Cámara de Turismo, Lucy Valenti, también se ha quejado de los altos costos de los vuelos y de las pruebas de COVID-19, pues afirma que están restando competitividad con el resto de los países de la región.

Valenti indica que incluso en países centroamericanos como Costa Rica y Panamá, donde hay estrictas medidas de confinamiento, los costos de las pruebas y boletos aéreos son mucho más económicos.

“La falta de conectividad y falta de frecuencia que tenemos en los viajes hacen que la demanda sea más alta y los costos de los boletos son los más caros de la región, además nos saca de competitividad a nivel regional, ¿qué turismo vendrá así?”, dice Valenti a la VOA.

Según datos ofrecidos por Valenti, debido a la pandemia la ocupación hotelera cayó tanto que esperaban apenas un 14%, muy por debajo del que mantenían con anterioridad.

Por esta razón el actual presidente del sector privado de Nicaragua, Michael Heally, hizo un llamado al gobierno de Ortega a hacer una revisión a los costos de las pruebas, así como a la transparencia en el manejo de pandemia.

El gobierno de Nicaragua hace las prueba de COVID-19 únicamente en el Ministerio de Salud. Foto Houston Castillo, VOA.
El gobierno de Nicaragua hace las prueba de COVID-19 únicamente en el Ministerio de Salud. Foto Houston Castillo, VOA.

“Creemos que debe haber una revisión del alto costo de las prueba del coronavirus. A partir del 26 de enero, Estados Unidos y otros países están exigiendo hacer las pruebas coronavirus. En Estados Unidos la prueba me costó 75 dólares para poder regresar a mi país, pero aquí estamos viendo que se está cobrando 150 dólares y creemos que este costo es demasiado alto y el gobierno debería analizarlo y hacerlo más asequible a la población”, dijo Heally en conferencia de prensa.

También llamó al mandatario sandinista a permitir que otros hospitales y clínicas privadas realicen las pruebas de COVID-19 para que haya mayor agilidad en los resultados y transparencia.

“Creemos que debería de haber una mayor realización de prueba. Sólo se están permitiendo alrededor de 120 pruebas diarias cuando las líneas aéreas tienen 200 pasajeros. Entonces creemos que se debe facilitar la autorización al mismo sector privado para que realicen esas pruebas”, finalizó Healy.

Según datos del gobierno de Ortega, 6.204 personas se han contagiado con COVID-19 en Nicaragua y 168 han muerto de la enfermedad pero estadísticas del Observatorio Ciudadano, una entidad privada de Managua que monitorea los casos del nuevo coronavirus contabiliza, 12.404 infecciones y 2.908 fallecimientos.

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    Houston Castillo Vado

    Houston Castillo Vado es periodista del servicio en español de la Voz de América. Desde septiembre de 2019, hasta la fecha, se ha desempeñado como corresponsal desde Centroamérica, con un enfoque particular en la política y la situación económica, migratoria y social de Nicaragua y su diáspora.

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