No es secreto que las elecciones presidenciales en Estados Unidos siempre despiertan un fuerte interés internacional, siendo una potencia mundial que influye en distintos aspectos y niveles internacionalmente, ciudados y gobiernos de distintos países permanecen atentos a los resultados y a lo que eso puede representar para ellos.
Ese es el caso de Nicaragua, en donde la oposición política sigue de cerca las próximas elecciones, que se realizarán en noviembre, y que podrían dejar al actual mandatario, el republicano Donald Trump en un segundo término o llevar al contendiende, el demócrata Joe Biden, a sustituirle.
Para José Pallais, integrante de la Coalición Nacional, independientemente de quien sea el que resulte electo, la política de la Casa Blanca hacia Nicaragua no cambiará.
“Tanto los demócratas como los republicanos han sido contundentes y han coincidido en la necesidad de buscar como se restaure plenamente la vigencia de la democracia y el respeto de los derechos humanos en nuestro país”, dijo Pallais a la Voz de América.
El exembajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos Mauricio Díaz, coincide con Pallais en que la situación política del país seguirá en la agenda estadounidense sin importar el presidente que lidere a la nación.
“Nicaragua va a seguir estando en el ojo de la atención de cualquier administración que llegue a la Casa Blanca después de las elecciones de noviembre próximo", aseguró el exdiplomático.
Y de esa postura parecen estar conscientes los mismos miembros del partido gobernante en Nicaragua, como el diputado oficialista Luis Barbosa, quien no cree que mejoren las relaciones entre el país centroamericano y Estados Unidos. El legislador culpa a la política estadounidense de la guerra civil que ocurrió en los años 80 y de la pobreza que vive el país.
“A nosotros se nos impuso una guerra y se da un enfrentamiento donde abonamos más sangre. 50 mil muertos fue lo que generó esta intervención de Estados Unidos”, dijo Barbosa a la VOA.
En los últimos dos años, la política de la Casa Blanca hacia el gobierno del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, ha estado marcada principalmente por las sanciones a más de 20 de sus funcionarios.