Cientos de migrantes centroamericanos han sido deportados en los últimos días desde Estados Unidos a México y enviados a la frontera El Ceibo, un punto fronterizo remoto del departamento de Petén, en Guatemala, donde no hay un protocolo de recepción de migrantes.
Según el director del Instituto Guatemalteco de Migración, Stuard Rodríguez, esa situación los tomó por sorpresa. “No tenemos conocimiento real; una información verídica no tenemos en este momento, por eso no tenemos esa certeza”, dijo Rodríguez, quien explicó que carecen de datos de cuántos deportados son, ni cuándo llegaron.
El procedimiento regular es la recepción de migrantes por vía aérea en la capital de Guatemala y por vía terrestre en la frontera Tecún Umán, en San Marcos.
La situación se complica porque no solo hay migrantes guatemaltecos, sino también de otras nacionalidades como salvadoreños y hondureños, incluso familias con niños en brazos.
Rodríguez declaró que ya solicitaron que se detengan esas deportaciones y se reanude el envío a los puestos preparados para ese procedimiento. “Estamos pidiendo que nos apoyen con volver a retornar a los mismos protocolos que ya tenemos establecidos”.
Autoridades del Instituto Guatemalteco de Migración y el Ministerio de Relaciones Exteriores se han reunido con representantes de organizaciones internacionales para coordinar los esfuerzos que se implementarán para atender a los migrantes enviados a esa frontera.
Asimismo, miembros del Consejo Nacional de Atención al Migrante se movilizaron al lugar para brindar atención de forma emergente a los deportados.
Andrés Toribio, del Refugio para Migrantes Belén, asegura que los migrantes llegan desorientados y sin recursos para seguir su camino.
“Lo que hemos visto acá es el sufrimiento de estas personas, (que) no saben dónde los están dejando”, dijo. Los autobuses llegan procedentes de México llenos de migrantes y los bajan en la frontera. Belén calcula que ha visto a 4.000 migrantes expulsados de México en los últimos días.
Una de las deportadas es Maritza Tepata, una salvadoreña de 26 años que viajaba con sus dos hijos, de 3 y 8 años, después de pagar 14.000 dólares a un coyote.
Ella relató a la Prensa Asociada que había huido de El Salvador porque una pandilla la amenazó por no pagar una extorsión.
“Me subieron a un avión, me iban a deportar, no pensé que me iban a mandar a otro estado. La mujer de migración me dijo que no iba para El Salvador, que iba para México”, relató a AP.
La nueva medida de Estados Unidos tiene como objetivo disuadirlos de tratar de llegar nuevamente hasta la frontera sur, tomando en cuenta que El Ceibo está ubicado en un sector lejano a más de 170 kilómetros de la cabecera departamental, donde no es fácil movilizarse, sumado a las altas temperaturas de la región.
Pese a ello, algunos migrantes comienzan a caminar hacia el sur, haciendo paradas para descansar o buscar un autobús si tienen dinero.
Las agencias de las Naciones Unidas y las organizaciones de derechos humanos expresaron su preocupación por las nuevas medidas estadounidenses.
[Con información de AP]
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