A cuatro meses de la llegada del COVID-19 a Honduras y las restricciones de cierre aún vigentes por sus autoridades, muchas empresas o negocios que dependían de dichos ingresos han resultado impactadas y esto ha ocasionado que un gran número se vea en la necesidad de reinventarse.
Así es el caso de Milton Enamorado y su esposa, quienes por más de 25 años establecieron un negocio familiar de transporte escolar. Hoy, en medio del cierre de escuelas y colegios, se dedican a la venta de carnes a domicilio.
“La pandemia me ha venido a afectar mi vida en temas económicos, somos de la tercera edad, con enfermedades, mi esposa anda en un bus y yo en otro. Ahora empezamos a vender carnes, lácteos y abarrotería, a eso nos dedicamos para poder generar ingresos y poder así mantenernos o no estar haciendo nada”, explicó el hondureño a la Voz de América.
Enamorado asegura que todos los días se levanta junto a su esposa Hilda a las 4:30 de la mañana a ordenar y entregar pedidos junto a otros familiares que decidieron no dejarse vencer por la pandemia y que tienen sobre todo deudas pendientes.
Alejandro Kafatti, analista económico del Foro Social de la Deuda Externa en Honduras, señala que este panorama es el reflejo de la situación laboral en el país y según afirma, persistiría.
El caso de Enamorado y su esposa Hilda no es aislado. La VOA constató que en Honduras son muchas familias las que invirtieron sus ahorros para formar un negocio que les permitiera estabilidad y ahora se ven en la necesidad de reinventarse para no desaparecer a causa de la pandemia del COVID-19.
Honduras tenía al miércoles (21 de julio de 2020) 35.345 casos confirmados y 988 muertes debido al COVID-19, según datos del portal de la Secretaría de Salud de la nación. Unas 4.144 personas se han recuperado del nuevo coronavirus.