Los maestros nicaragüenses con síntomas de COVID-19 no tienen acceso a las pruebas PCR para saber si padecen la enfermedad y son enviados de reposo como si se tratara de una gripe común, mientras las clases no han sido suspendidas, denunció la Unidad Sindical Magisterial de Nicaragua.
De acuerdo con datos del gremio, que aglutina a maestros que no son afines a las políticas del gobierno de Daniel Ortega, más de 20 docentes en Managua han presentado síntomas de la COVID-19 y no han sido sometidos a ninguna prueba para constatar si son positivos.
Lesbia Rodríguez, Coordinadora de la Unidad Sindical Magisterial, aseguró que el personal educativo se encuentra seriamente preocupado ante el avance de la enfermedad.
“El gobierno desde el inicio que nosotros empezamos a oír a nivel internacional todas estas preocupaciones por el virus, ellos nunca hicieron caso”, relató.
Agregó que “nunca fueron capaces de comprar mascarillas, por lo menos. Si querían dar la apariencia de normalidad, y que los maestros estuvieran trabajando, pues los hubieran dotado de las mascarillas, el alcohol y los guantes”.
La situación de algunos docentes es crítica, ya que no siempre tienen acceso al agua potable y el salario tampoco es suficiente para la compra de elementos como alcohol líquido o en gel de forma constante, dijo Rodríguez.
Un docente que trabaja en un colegio público de Managua, que pidió omitir su nombre por temores a represalias de parte del gobierno, dijo que otra de las preocupaciones del magisterio nacional es “el estancamiento del plan de estudio”, debido a la poca asistencia de los estudiantes como parte de las medidas tomados por los padres de familia tras conocerse el primer caso positivo de COVID 19 en el país.
Los colegios púbicos han optado por mantener un horario diferido para preescolar, primaria y secundaria y evitar aglomeraciones, pero la asistencia de estudiantes es muy baja. Mientras, los docentes aseguran haber tenido que invertir de sus propios recursos para proteger su salud.
“Nosotros andamos protegidos, hemos tenido que comprar mascarillas y alcohol, por el riesgo que representa salir a las calles con esta enfermedad, por el riesgo para nosotros, nuestras familias y nuestros estudiantes”, dijo un maestro.
El diputado Mauricio Orue, miembro de la Comisión de Educación de la Asamblea Nacional, dijo que el Ministerio de Educación está en la obligación de que los estudiantes no pierdan el año escolar, aunque recomendó medidas alternativas para evitar la propagación de la pandemia.
Orue explicó que existen zonas del país donde no es posible considerar que los estudiantes tomen clases en línea debido a los niveles de pobreza y la falta de condiciones.
“Casualmente yo estaba en una zona de Río Blanco; allí no hay capacidad para que los niños trabajen en línea, pero se pueden buscar alternativas, podría ser la extensión del ciclo escolar, programas especiales, que los niños que estudian por la mañana, por un tiempo estudien en la mañana y en la tarde”, explicó.
Aunque a mediados de abril se conoció que el Ministerio de Educación preparó un plan de estudio a distancia, previendo la medida de suspensión de clases, esta no llegó a concretarse y los maestros desconocen las razones, aunque sí aseguraron que reconocen que fueron “capacitados” para esta medida.
A nivel centroamericano, países como Honduras, El Salvador o Costa Rica han tomado la medida de suspender las clases para mitigar la propagación del virus, sin embargo, Nicaragua se resiste a adoptarla, pese a las advertencias de especialistas de salud de que estos días serán cruciales para el país.
El mes pasado Ortega defendió su estrategia para hacer frente al coronavirus con el argumento de que la economía no se puede detener. Adicionalmente emitió un “Libro Blanco” sobre la pandemia, en el que el modelo de Nicaragua, segundo país más pobre de Latinoamérica, es comparado con el que hasta hace pocos días mantenía Suecia.