Ricardo Zúñiga es el primer delegado que el gobierno de Joe Biden envía a Centroamérica para iniciar acuerdos relacionados con la migración irregular y el fin de la corrupción. Washington le designó como enviado especial para el Triángulo Norte, y su misión es trabajar con los Gobiernos de Guatemala, El Salvador y Honduras, de donde procede la mayoría de los migrantes que llegan cada día a la frontera sur de Estados Unidos.
La gira de Zúñiga por Centroamérica, que concluye este 8 de abril en El Salvador, inició en Guatemala el 5 de abril, donde se reunió con el presidente guatemalteco Alejandro Giammattei. Aunque no hubo acceso a la prensa en esa reunión, el evento fue bien publicitado por el gobierno guatemalteco. Una situación que no ocurrió en El Salvador.
La embajada de Estados Unidos en El Salvador no confirmó que en la agenda de la visita estadounidense estuviera programada una reunión entre el presidente salvadoreño, Nayib Bukele, y Zúñiga, pero sí aclaró a la Voz de América que dicha reunión no tuvo lugar.
Vía información publicada por el encargado de negocios de la embajada, Brendan O'Brien, se supo que Zúñiga se reunió con la canciller Alexandra Hill, mas no con el mandatario salvadoreño.
La reunión salió a la luz únicamente por medio de la embajada. Ni el gobierno salvadoreño, ni Cancillería, ni la misma Hill hicieron público el encuentro; mucho menos el contenido del mismo. Dos fuentes cercanas a las áreas de comunicaciones del gobierno salvadoreño confirmaron que la visita de Zúñiga no debía ser publicitada por las instituciones de gobierno.
El experto en relaciones internacionales, política exterior e integración centroamericana, Napoleón Campos, considera que hay un “evidente deterioro de la confianza” entre Estados Unidos y El Salvador; algo que considera gravísimo. “Comenzar a torpedear la confianza que tanto tiempo nos ha costado construir en las relaciones internacionales es inaceptable. Ahora mismo pienso que esa confianza ha quedado por los suelos”, dijo a la VOA.
El periódico salvadoreño El Diario de Hoy cita la única declaración "fuera del registro" que ha dado el delegado de Biden para el Triángulo Norte: “Sí, pedimos la reunión [con Bukele]. No la recibimos, no sé concretó”, dijo Zúñiga. Aunque no especificó las razones del porqué no se dio el encuentro.
Estados Unidos es el principal socio comercial de El Salvador: es el país que más le compra y el que más le vende. A parte de ser un impulsor de proyectos sociales como Fomilenio I y II que han aportado al país centroamericano 739,5 millones de dólares en los últimos 15 años.
Además, en Estados Unidos viven al menos 2,3 millones de salvadoreños, muchos en condición irregular. El año pasado, El Salvador recibió 5.918,6 millones de dólares en remesas, un 4,8 % más que las recibidas en 2019. Y desde hace diez años, el incremento en las remesas no para. La mayoría viene desde Estados Unidos.
Relaciones bilaterales, ¿en deterioro?
Luego de que Bukele irrumpiera con militares armados al Congreso salvadoreño en 2019, las cartas de congresistas estadounidenses condenando el hecho no se hicieron esperar. Y la correspondencia no se detiene.
Además, a comienzos de abril, el presidente salvadoreño tuvo un enfrentamiento en las redes sociales con la única congresista estadounidense de raíces guatemaltecas Norma Torres. Esto provocó que el Caucus Hispano denunciara el tono “no adecuado” utilizado por un presidente hacia una mujer política y latina. Bukele no solo se enfrentó a las duras palabras de la congresista sino que además pidió a los latinos que viven en el Distrito 35 de California no votar por Torres.
“El presidente ha estado jugando con la dignidad de los congresistas que necesitamos que levanten la mano afirmativamente para que sea aprobada la reforma migratoria integral con la cual se beneficiarían dos millones de salvadoreños en Estados Unidos”, dijo Campos.
Pero el ex vicecanciller para Salvadoreños en el Exterior, Luis Bristo, considera que una situación como la ocurrida con la congresista no define las relaciones con Estados Unidos. Bristo dijo a la VOA que el origen del tono frío se debe a la inexperiencia en cabildeo del mandatario salvadoreño.
“El presidente Bukele se equivocó cuando hizo esa relación personal con el presidente Trump y no la hizo institucional ni partidaria. Hoy, que ya cambió la administración en Estados Unidos, Bukele se queda no solo sin amigos en el lado demócrata, sino que ha cultivado algunos enemigos”.
Estados Unidos respalda a la CICIES
Zúñiga se reunió en El Salvador con el fiscal general, con el representante de la Comisión Internacional contra la Impunidad (CICIES), con Cancillería, con empresarios y periodistas. El anuncio más importante que trajo consigo el delegado especial de Biden fue la contribución de 2 millones de dólares del gobierno estadounidense para reforzar el papel anticorrupción de la CICIES en El Salvador.
La CICIES actualmente no tiene carácter independiente por lo cual el comisionado Ronalth Ochaeta ha pedido a la Asamblea aprobar reformas legales que le den autonomía en el tema investigativo y financiero.
Ochaeta dijo que entre 1989 y 2015, hubo 21 casos de corrupción en El Salvador, los cuales equivalen a un desfalco de 500 millones de dólares. Y actualmente, asiste 25 casos de corrupción, de los cuales 12 provienen de instituciones públicas salvadoreñas.
La Voz de América pidió al secretario de prensa de Casa Presidencial de El Salvador una entrevista con el vocero oficial; o, en caso de no proceder esa solicitud, indicar las razones por las que Bukele no recibió a Zúñiga en su despacho presidencial, pero no hubo respuesta.