La muerte del exguerrillero nicaragüense, Edén Pastora sacudió fibras muy sensibles en Costa Rica, sobre todo entre periodistas de ese país que cubrieron la guerra civil en Nicaragua y el conflicto de la Contra durante las décadas de 1970 y 1980, respectivamente, y aquellos que lidiaron en primera línea con la invasión del ejercito nicaragüense al territorio costarricense hace 10 años.
Pastora es recordado en Costa Rica por su apodo, el 'Comandante Cero'. Su nombre se asocia con el atentado del 30 mayo de 1984 en La Penca, una casa rústica en un campamento o puesto en territorio nicaragüense de los contras (los miembros del grupo contrarrevolucionario que se enfrentó al presidente Daniel Ortega), cercano al río San Juan, próximo a la frontera con Costa Rica.
Ese atentado, cuyo objetivo era matar al líder de la Contra, se cobró la vida de cuatro guerrilleros, tres comunicadores y dejó a otras 22 personas heridas entre periodistas, camarógrafos y fotógrafos que cubrían una improvisada conferencia de prensa en la que participaba Pastora, quien resultó herido y fue trasladado hasta a San José, la capital costarricense, para ser atendido.
Se supo que el autor de la matanza fue Per Anker Hansen, un falso fotógrafo danés (cuyo verdadero nombre era Roberto Vital Gaguine, integrante de la Ejército Revolucionario del Pueblo, la guerrilla izquierdista argentina), el encargado de activar la bomba tipo Claymore pocos minutos después de iniciada la rueda de prensa. Pero aún no se sabe con certeza quién ordenó el atentado, aunque investigaciones periodísticas apuntaron al gobierno sandinista de Daniel Ortega.
Al momento del ataque Edén Pastora formaba parte de la Alianza Revolucionaria Democrática (ARDE), que él mismo había fundado dos años antes del atentando para combatir al gobierno sandinista, usando como bases las zonas aledañas al cordón fronterizo existente entre Costa Rica y Nicaragua, financiadas supuestamente por los Estados Unidos, algo que fue desmentido por el propio Pastora.
Aunque el atentado sucedió en Nicaragua y murieron guerrilleros nicaragüenses, en ese país no hay una causa abierta por el atentado de La Penca. A pesar de esto, el acto es considerado un crimen de lesa humanidad en Costa Rica y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) acogió en 2018 la causa por este atentado.
A pesar de los crueles recuerdos de ese ataque a la prensa, el periodista José Rodolfo Ibarra, uno de los sobrevivientes de la explosión de la bomba en La Penca, prefiere recordar a el Comandante Cero como una figura histórica.
"Yo acompañé a Pastora en 1992 a lo que era el Palacio Nacional (de Nicaragua) y él se personifica y nos hizo la explicación de cómo él había tomado por asalto el Palacio Nacional y que logró no solo varios miles de dólares, sino la liberación de guerrilleros sandinistas que tenía (Anastasio) Somoza en esa época; ese, el líder guerrillero, es el que yo prefiero. Pero, por otra parte, el invasor a isla Calero (o Isla Portillos, territorio perteneciente a Costa Rica), el traidor a Costa Rica, el resentido a Costa Rica es otro Pastora que aquí no es tan bien recibido", contó a la Voz de América Ibarra, quien en ese entonces cubría el conflicto en Nicaragua para el noticiero costarricense, Telenoticias de canal 7.
A inicios de este mes Ibarra conversó con Pastora por Skype sobre el atentado de La Penca, el exguerrillero le dijo que en algún momento podría decir más cosas de este atentando.
Para Edgar Fonseca, otro sobreviviente de ese ataque, el Comandante Cero será recordado como un hombre con una relación turbulenta con Costa Rica.
"Como ser humano tengo una reacción de sentimientos encontrados, porqué Edén vivió a lo largo de su trayectoria, una muy larga, muy intensa, pero a la vez muy turbulenta relación con nuestro país. Tan larga y tan intensa que él vivió refugiado acá, hizo actividades de tipo particular, como dedicarse a la pesca en Barra del Colorado (en el Caribe costarricense); fortaleció sus relaciones con empresarios y políticos costarricenses", relató a la VOA Fonseca, quien cubrió el conflicto armado nicaragüense para el periódico La Nación de Costa Rica y hoy dirige la publicación digital, Puro Periodismo.
El comunicador además relata que, en territorio costarricense, Pastora "cuidó y crío a una vasta parte de su familia para finalmente lanzarse en las aventuras militares guerrilleras desde la frontera sur Nicaragua con Costa Rica que remataron con el atentado de La Penca en 1984".
El Comandante Cero también está muy presente en la memoria de los costarricenses, ya que 2010 fue el encargado de realizar trabajos de dragado en el río San Juan (de soberanía nicaragüense) a petición del ejecutivo de Daniel Ortega, que crearon caños de agua y dejaron sedimentos, los cuales fueron depositados en isla costarricense de Calero (conocida como Harbor Head en Nicaragua). Durante esos trabajos efectivos militares se adentraron en ese territorio costarricense, algo que provocó malestar en Costa Rica, especialmente hacia la figura de Pastora, como encargado de los trabajos.
"Durante la invasión del ejército nicaragüense a Costa Rica, tuve que soportar que algunos de nuestros periodistas le abrieran a ese forajido con frecuencia el micrófono, para que hiciera apología del delito y me atacara de manera injusta y vulgar. Estaba segura de que lo hacían con el afán de golpearme a mí, de otra manera era imposible imaginar tal nivel de desprecio a la gravedad que suponía la flagrante violación a nuestra soberanía nacional", escribió molesta en su página en Facebook, la expresidenta costarricense, Laura Chinchilla tras conocer de la muerte del exguerrillero.
La crisis por el dragado del río San Juan y la invasión de Isla Calero, alegada por Costa Rica, provocó que Pastora fuera ingresado en 2013 en la lista de requeridos por la Interpol, razón por la cual no podía salir de Nicaragua, ya que habría podido ser arrestado para ser procesado por el delito de usurpación de bienes públicos e infracción a la ley forestal costarricense. Este hecho también supuso el inicio de la delimitación formal de la frontera entre ambas naciones a través de litigios en la Corte Internacional de Justicia de la ONU, en La Haya, Países Bajos.
A pesar de los sentimientos encontrados que genera Edén Pastora, para el periodista Ibarra el fallecimiento del Comandante Cero representa el fin de una época en la historia nicaragüense y costarricense, así como el fin de la vida de un hombre que era visto como un problema por unos mientras que para otros fue un líder histórico.