A siete meses de la detección del primer caso de COVID-19 en Nicaragua, las cifras del Ministerio de Salud han reducido a una las muertes semanales por la enfermedad causada por el nuevo coronavirus acumulando así 155 decesos por la pandemia. Sin embargo, esta estadística es entre 20 y 30 veces menor al registro que revelan otros monitoreos y análisis independientes.
Por ejemplo, el Observatorio Ciudadano COVID-19, que es una organización independiente, alertó sobre un “exceso” de mortalidad por infartos, diabetes, hipertensión y neumonía en lo que va de año en Nicaragua y criticó al Ministerio de Salud por no explicar las verdaderas causas.
Por otro lado, el Observatorio indicó que siguen sin saber cómo se están expresando las secuelas de la COVID-19 “en la población nicaragüense que fue afectada”.
“Las secuelas de la COVID-19 pueden ser de varios tipos, tanto físicas como psicológicas y económicas. Dependen en gran parte de la gravedad de la enfermedad y de la atención médica que recibió la o el paciente. ¿Cuáles son las medidas que ha tomado el gobierno para asegurar atención y seguimiento a estas personas?”, preguntó.
Mientras el epidemiólogo Leonel Argüello, miembro del comité Científico Multidisciplinario, advirtió que Nicaragua se encuentra bajo una "falsa seguridad de control" de la pandemia.
"Nosotros tenemos un subregistro importante, posiblemente el subregistro más grande en el mundo, y el observatorio y los datos oficiales existe una diferencia de 20 veces. Es de esperar en Nicaragua como esta pasando en Cuba, en Italia, en Argentina que tengamos una segunda ola, pero no sabemos el tamaño de la misma", dijo el especialista a la Voz de América.
Según Argüello, existe mucha promoción de contagio comunitario entre las personas jóvenes, a través de actividades masivas, lo que provocará pequeñas olas de contagio que en algún momento van a juntarse, afectando a la población más vulnerable ante la enfermedad.
Un reciente análisis de sobre mortalidad, presentado por la Asociación Médica Nicaragüense revela que hasta el 31 de agosto de 2020, en Nicaragua habrían fallecido 7.569 personas a causa de COVID-19, ubicando al país con una de las tasas más altas de mortalidad del mundo, superior a países como México, Reino Unido, España e Italia.
En el caso de Nicaragua, la Asociación Médica Nicaragüense analizó las cifras que publicó el Ministerio de Salud, en la actualización del Mapa de la Salud, que comprende los meses de enero a agosto de 2020.
Estos datos fueron contrastados con los registros históricos de las ocho causas de muertes más comunes en el país: infartos, neumonía, diabetes, hipertensión, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, enfermedad renal crónica, enfermedad isquémica crónica del corazón, accidente cerebrovascular y tumores y revelaron que, en promedio, las muertes diarias se elevaron de 66 a 97. Es decir, que este año hubo un exceso en promedio de 31 fallecimientos diarios que sólo pueden explicarse por la COVID-19, sostiene el ente.
Ciudadanos consultados por la Voz de América expresaron temor ante el avance de la pandemia a la vez que critican el relajamiento de medidas.
"Creo que la pandemia esta en su pico y avance, me preocupan los contagios que puedan surgir en estos días. La pandemia aún no ha pasado y no hay una vacuna que diga que ataca a la COVID-19, y la gente esta tomando su vida normalmente y el gobierno promoviendo actividades masivas", manifestó el comerciante Miguel Morales.
Por su parte, el gobierno de Nicaragua no ha ofrecido más detalles acerca del anuncio realizado hace dos meses por la primera dama Rosario Murillo sobre la posibilidad de fabricar y distribuir en Nicaragua la vacuna rusa Sputnik V contra COVID-19. Ciudadanos consultados por la VOA aseguran no estar dispuestos a utilizar la vacuna, porque la consideran poco segura.