Centroamérica – la región con los niveles de violencia común más altos del mundo – debe abrir espacios a la seguridad ciudadana y al desarrollo humano con una “mano inteligente” que no sea ni dura ni blanda, según un informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El informe sobre Desarrollo Humano para América Central 2009-2010 señaló que la “mano inteligente” debe implementarse con acciones preventivas y coercitivas que respeten “el sistema de justicia y la estructura de valores de civilidad”.
“Abrir espacios a la seguridad ciudadana y el desarrollo humano asegura que las claves del éxito de esta nueva estrategia de seguridad se encuentran, entre otras medidas, en una real voluntad política, un liderazgo claro y continuidad entre gobierno y gobierno”, según la PNUD.
El presidente de El Salvador, Mauricio Funes, quien presidió el acto de lanzamiento del informe, dijo que primero hay que conocer los problemas, admitirlos y “jamás negarlos” para luego poder solucionarlos.
Centroamérica se convirtió en la región con mayores niveles de violencia ordinaria en el mundo, según el informe.
“Unas 79.000 personas han sido asesinadas en la región en los últimos seis años”, según datos presentados, principalmente en Honduras, El Salvador y Guatemala.
“A pesar de las diferencias notables entre países, la tasa promedio de homicidios para 2008 fue de 33 asesinatos por cada cien mil habitantes, tres veces mayor que el promedio mundial”.
En Honduras, hubo 58 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2008. En El Salvador se registraron 52 homicidios y en Guatemala 48 por cada 100.000 habitantes.
Le siguen Belice, con 32 homicidios, Panamá con 19, Nicaragua con 13 y Costa Rica con 11. La media mundial es de 9, según la PNUD.
Los principales problemas que afectan a estos países y elevan los niveles de inseguridad son el narcotráfico, las pandillas y el crimen organizado.
“La violencia está afectando una de las formas esenciales de la libertad”, dijo Rebeca Grynspan, directora regional para América Latina y el Caribe del PNUD
“Ningún aspecto de la seguridad humana es tan fundamental como el hecho de impedir que la población sea víctima del temor y la violencia física”, agregó.