Cuando se desencadena un terremoto, cada segundo vale oro.
Este fue el caso hace cinco años, cuando un terremoto de grado nueve, desató un masivo tsunami que devastó Japón.
Desde ese momento, científicos han estado en pos de mejorar los sistemas de detección, con vías a generar información y darle al público más tiempo para evacuar la zona destinada al desastre.
Los investigadores quieren aprovechar una nueva base de datos.
Resulta ser que la tecnología convencional, de instrumentación sismológica, existe en cada celular en este planeta.
“Si podemos controlar los acelerómetros en estos celulares, podremos recolectar una masa de información, que podría revolucionar cómo entendemos los terremotos y sus efectos”, señala Richard Allen de la Universidad Berkeley de California.
Los acelerómetros son sensores que en los celulares, por ejemplo, registran cambios en la posición de un dispositivo para generar una respuesta al usuario o realizar una actividad.
Richard Allen y su equipo desarrollaron un programa para celulares llamado MyShake, diseñado para monitorear la información de los acelerómetros de los teléfonos.
Aunque estos acelerómetros no son tan sofisticados como la instrumentación convencional, la simple cantidad de ellos, en el mundo, compensa por su falta de sensibilidad.
Datos en tiempo real, de estos celulares, equivaldrían a más tiempo de reacción a una alerta.
“La cantidad de tiempo para reaccionar a una alerta depende de su distancia relativa a un terremoto. Hablamos de segundos, decenas de segundos o, en los mejores casos, potencialmente unos minutos, en caso de los tsunamis”, explica Allen.
Allen dice que las regiones susceptibles no tienen sistemas de alerta temprana para tsunamis.
En estos casos, esta nueva fuente de información puede probar ser un cambio en el paradigma de alertas.