En una iniciativa sin precedentes, el Vaticano tenía previsto beatificar el domingo a una familia polaca de nueve miembros, un matrimonio y sus hijos pequeños, que fueron ejecutados por los nazis durante la II Guerra Mundial por acoger a personas judías.
El papa Francisco declaró el año pasado mártires de la fe a la familia Ulma, fervientes católicos, incluido el bebé del que estaba embarazada Wiktoria Ulma. Eso allanó el camino para la misa de beatificación en la localidad natal de la familia, Markowa, en el sureste de Polonia.
Los Ulma fueron asesinados en su casa por tropas de la Alemania nazi y policía local bajo control nazi en la madrugada del 24 de marzo de 1944, junto con los ocho judíos que se ocultaban en la casa, al parecer tras ser traicionados.
Josef Ulma, de 44 años, era un granjero, activista católico y fotógrafo aficionado que documentó la vida local y familiar. Vivía con su esposa de 31 años, Wiktoria, sus hijas Stanislawa, de 7 años; Barbara, de 6, y Maria, de 18 meses, y sus hijos Wladyslaw, de 5 años; Franciszek, de 3 años; y Antoni, de 2.
Con ellos murieron Saul Goldman, de 70 años, junto con sus hijos Baruch, Mechel, Joachim y Mojzesz, así como Golde Grunfeld y su hermana, Lea Didner, con su hija pequeña Reszla, según el Instituto polaco de Memoria Nacional, (IPN, por sus siglas en polaco), que ha documentado de forma concienzuda la historia de los Ulma.
La Iglesia católica enfrentaba un dilema con la beatificación del bebé no nacido de Wiktoria y declararlo mártir porque, entre otras cosas, no había sido bautizado, lo que es un requisito para la beatificación.
El Dicasterio vaticano de las Causas de los Santos emitió el 5 de septiembre una aclaración en la que indicaba que el bebé había nacido durante los asesinatos y recibido un “bautismo de sangre” de su madre martirizada.
Se esperaba que más de 30.000 personas acudieran a la misa del domingo, la primera vez que se beatificaba a toda una familia.
El partido conservador que gobierna Polonia ha hecho hincapié en los valores familiares y en el heroísmo de los polacos durante la guerra, y la ceremonia era una bienvenida incorporación a su intensa campaña política antes de las elecciones del 15 de octubre, en las que el partido Ley y Justicia aspira a ganar un tercer mandato, algo sin precedentes en el país.
Tras la beatificación, haría falta que se atribuya un milagro a la intercesión de los Ulma para que sean canonizados, como se llama el proceso en el que la Iglesia designa santos.
El Instituto Yad Vashem de Israel reconoció en 1995 a los Ulma como personas que dieron su vida tratando de salvar a judíos durante el Holocausto.
En Polonia son un símbolo de la valentía de miles de polacos que lo arriesgaron todo para ayudar a los judíos. Un decreto de los ocupantes nazis declaró que cualquier ayuda a judíos era punible con la ejecución sumaria.
Polonia fue el primer país invadido por la Alemania nazi el 1 de septiembre de 1939. Unos 6 millones de sus ciudadanos murieron durante la guerra, la mitad de ellos judíos.
¡Conéctate con la Voz de América! Suscríbete a nuestros canales de YouTube, WhatsApp y al newsletter. Activa las notificaciones y síguenos en Facebook, X e Instagram.