La caravana de migrantes hondureños que atravesó Guatemala la semana pasada y que reinició su camino hacia Estados Unidos en la madrugada del lunes, entró en horas de la tarde a México.
A pesar de que un grupo de 60 guardias nacionales mexicanos con material antimotines bloqueaba su camino, la caravana de hondureños ingresó a territorio mexicano cruzando el río Suchiate, que marca la frontera occidental entre México y Guatemala.
En imágenes captadas por la televisión local, se ve a algunos de los migrantes arrojando piedras a los miembros de la Guardia Nacional mexicana.
“Por el puente o por el río, no hay miedo; ya estamos acostumbrados a la represión; en tu país te reprimen, te golpean siempre es así”, afirmó Edwin Chávez, un joven de 19 años de Tegucigalpa, a la agencia AP.
Se calcula que más de 3.000 migrantes forman esta caravana, que desde el sábado se concentró en el lado guatemalteco del puente internacional Rodolfo Robles después de que los soldados mexicanos cerraron la cerca de metal para impedir su paso.
Según la agencia AP, los migrantes avanzaron organizados: primero un grupo de hombres, después las mujeres y niños en medio y otro grupo de hombres atrás. Se tomaron de los brazos para formar una cadena humana con la que dijeron que iban a estar protegidos.
La caravana representa una amenaza para la promesa del gobierno mexicano de que ayudaría a Estados Unidos a contener los movimientos masivos de migrantes.
En los últimos meses, México ha redoblado los esfuerzos para impedir que los migrantes lleguen a territorio estadounidense, tras las amenazas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de sanciones comerciales y otras represalias.
Durante el fin de semana, los migrantes hondureños ondearon su bandera y entonaron su himno nacional mientras se dirigían al puente. Las autoridades mexicanas permitieron que unos cuantos entraran al país en grupos de 20 personas.
Mientras tanto, por un megáfono se exhortaba a los migrantes a no tratar de entrar a México sin pasar por los filtros de inmigración.
La corresponsal de la Voz de América en Ciudad de Guatemala, Eugenia Sagastume, que ha venido cubriendo el paso de la caravana, informó que reportes de quienes cruzaron indicaban que los subieron a un autobús y los enviaron de regreso a Honduras.
El viernes, en su discurso matutino, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo que "hay trabajo" en su país, y ofreció 4.000 empleos a los integrantes de la nueva caravana.
Los que no acepten o quieran pedir asilo no recibirán salvoconductos para llegar hasta la frontera de Estados Unidos, dijo la Secretaría del Interior.
No estaba claro qué clase de empleo planteaba México para los migrantes, dado que la mitad de la población mexicana es pobre y hay millones de desempleados.
En un comunicado del domingo por la tarde, la Secretaría dijo que las autoridades habían recibido a casi 1.100 migrantes en los estados de Chiapas y Tabasco, y estableció varias opciones para ellos acorde a su estatus migratorio.
Sin embargo, aseguró que en la mayoría de los casos, los cientos de migrantes llegados en los últimos días serían devueltos a sus países de origen “en caso de que la situación así lo amerite”.
Según el gobierno de Guatemala, al menos 4.000 personas han entrado al país desde Honduras desde el miércoles.