Los políticos estadounidenses han manejado cuidadosamente el tema de las violentas protestas por la muerte reciente de dos hombres negros a manos de la policía.
Los candidatos presidenciales, en especial, han tratado de evitar, que por ponerse al lado de las autoridades, pierdan el apoyo de la comunidad afroestadounidense.
Su salida más fácil ha sido la de expresar condolencias a las familias y amigos de las víctimas de Carolina del Norte y Tulsa, Oklahoma.
El jueves, durante un evento de campaña en Pennsylvania, el candidato presidencial republicano, Donald Trump, se refirió al crimen y la violencia en las ciudades estadounidenses.
“Nuestro país luce mal ante el mundo especialmente cuando se supone que seamos los lideres. ¿Cómo podemos liderar si ni siquiera podemos controlar nuestras propias ciudades”.
Trump culpó de la situación al tráfico de drogas y prometió restaurar el imperio de la ley y el orden si llega a la presidencia.
Su rival demócrata, Hillary Clinton, había hablado sobre los incidentes el miércoles en Orlando, Florida, donde dijo que las muertes de los dos hombres negros son “intolerables”.
En esa ocasión Clinton también elogió a las autoridades por la eficiencia en su respuesta a los hechos terroristas de la semana pasada en Nueva York, New Jersey y Minnesota.
La ex secretaria de Estado no hizo campaña el jueves, pero su nominado a vicepresidente, Tim Kaine, habló en Reno, Nevada.
“Hay una necesidad de construir puentes entre las autoridades y las comunidades en que sirven. Hillary y yo entendemos esto. Queremos invertir en entrenamiento que sirva para fortalecer las relaciones”, dijo Kaine.
