"Nuestro objetivo es lograr un diálogo sincero entre los venezolanos para que ellos resuelvan los temas que tengan que resolver", dijo esta semana el canciller de Argentina, Héctor Timerman, tras una reunión con su par de Chile, Heraldo Muñoz.
Los cancilleres ya estuvieron en Caracas la última semana de marzo y recomendaron entonces el fin de la violencia, y aunque desde entonces el saldo de muertos ha permanecido en 39, los enfrentamientos en las calles no han disminuido.
En un comunicado, el bloque opositor de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) dio la bienvenida a los comisionados, pero advirtió que su presencia "será útil si el gobierno se compromete sinceramente con el diálogo" tras calificar de "tenazmente agresivo" el discurso de Maduro contra sus detractores y de intolerante al gobierno ante "la menor diferencia y, desde luego, a la crítica".
"Estamos por un diálogo respetuoso, a la vista de todo el país, con una agenda acordada y con la presencia de un tercero de buena fe, nacional o internacional, que garantice, facilite y, en caso de ser necesario, medie" en este diálogo, añadió la MUD.
El sábado, las sedes de esa organización en el estado de Lara y otra del partido oficialista en el estado de Miranda, fueron incendiadas al ser lanzadas bombas incendiarias.
De igual manera fue incendiado un edificio donde funciona un centro médico popular atendido por médicos cubanos en la ciudad de Guarenas.
La oposición y el gobierno se acusan mutuamente de los incidentes.
"Todo lo que ha ocurrido con las 'guarimbas' (barricadas), los muertos en ellas, la quema de universidades, de preescolares, de autobuses, del metro de Caracas, todo es responsabilidad de la (alianza opositora) MUD porque (sus dirigentes) no han tenido coraje para salir a condenar la violencia", dijo Maduro en una alocución televisada.
La MUD, a través de su secretario, Ramón Aveledo, respondió que es más bien Maduro quien “ataca para proteger a los violentos”. Añadió que “el Gobierno sabe que ni promovemos ni apoyamos la violencia de nadie”.