El gobierno venezolano condenó las declaraciones del canciller de Colombia, Gilberto Murillo, quien reiteró que no van a reconocer los resultados de las elecciones presidenciales celebradas en Venezuela el 28 de julio “hasta tanto se disipen las dudas”.
“El gobierno colombiano respeta el principio de la soberanía y la independencia de los Estados y es algo que tienen que resolver venezolanos y venezolanas, pero hay serias dudas de legitimidad y legalidad que se tienen que disipar”, dijo Murillo el martes en una intervención en la sesión plenaria del Senado de ese país.
El ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Yvan Gil, dijo a su homólogo colombiano que no tolerarán “injerencias groseras”.
“Ni usted ni ninguna institución colombiana tienen el derecho y mucho menos la moral para hablar de Venezuela; no es un asunto que le incumba, definitivamente no es su problema”, respondió Gil en un mensaje en su cuenta en Instagram.
“No le debemos explicaciones ni a usted ni a su decrépito congreso, dedíquense a sus problemas que bastantes debe tener”, continuó.
Los gobiernos de Colombia y Brasil han intentado, infructuosamente, adelantar gestiones diplomáticas para destrabar la crisis política que enfrenta Venezuela.
A finales del mes pasado, el Congreso de Colombia aprobó una propuesta que insta al mandatario Gustavo Petro a reconocer al excandidato presidencial opositor Edmundo González Urrutia como presidente electo de Venezuela.
Petro afirmó que estudiaría la proposición, pero aclaró que esa institución no puede exigirle posiciones en materia de política internacional.
Dos meses después de la elección presidencial, el Consejo Nacional Electoral (CNE), que proclamó ganador a Nicolás Maduro para un tercer mandato, no ha publicado los resultados desglosados a pesar de las exigencias de parte de la comunidad internacional que no lo ha reconocido como presidente electo.
La oposición, que denuncia fraude electoral y que publicó las copias de las actas que conservaron sus testigos en las mesas, insiste en que la victoria, con el 67 % de los votos, fue de González Urrutia, actualmente en un exilio “forzado” en España.
Al menos 30 países y la Unión Europea han expresado “grave preocupación” por la “represión generalizada” así como por las violaciones a los DDHH que se han denunciado en Venezuela tras las elecciones.
Luego de que Petro asumió el poder en 2022, las relaciones diplomáticas entre ambos países, que durante varios años han enfrentado marcadas tensiones, fueron restablecidas.
En varias ocasiones Petro ha viajado a Caracas para reunirse con Maduro. Venezuela es garante en las negociaciones de paz de Colombia con la guerrilla del ELN, actualmente suspendidas.
A pesar de ser considerados aliados, Petro ha expresado públicamente cuestionamientos sobre las inhabilitaciones políticas en Venezuela, que, según la sociedad civil, son una estrategia gubernamental para “sacar de juego” a opositores o disidentes chavistas que buscan llegar a cargos de elección popular.
Petro calificó como “un golpe antidemocrático” que no se haya permitido a la líder venezolana, María Corina Machado, ganadora de la primaria presidencial opositora, participar en las elecciones presidenciales del 28 de julio.
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