La carestía de agua por el Canal de Panamá, que ha forzado una reducción de 38 a 24 el número de paso de naves en la actualidad, tendrá un impacto económico adverso mucho más fuerte que el previsto meses atrás.
Su administrador Ricaurte Vásquez dijo ante la prensa que durante el primer trimestre del actual año fiscal, que corre de octubre hasta septiembre del 2024, pasaron 791 barcos menos y un 20 % de carga menos respecto a igual periodo anterior.
“Es una reducción importante”, señaló y estimó que debido a ello se dejaron de percibir unos 100 millones de dólares al mes sólo en concepto de peajes.
La estimación para el actual año fiscal es que la vía podría dejar de recaudar entre 500 y 700 millones de dólares, una cifra mayor a lo proyectado en agosto debido a la sequía de entre 150 y 200 millones.
Vásquez explicó que esa pérdida se podría subsanar con otros ingresos, como el que se obtiene mediante un sistema de subastas de los cupos para cruzar más expeditamente la vía y por el que han pagado algunos clientes importantes hasta tres y cuatro millones de dólares en medio de la crisis del agua.
Sin embargo, a medida que la fila de espera para cruzar el canal se reduce, como está ocurriendo actualmente, “los precios de las subastas van a caer también”, afirmó.
Los resultados desfavorables son una muestra del duro impacto que sigue generando una de las sequías más severas en la ruta marítima panameña, que ha puesto en entredicho su confiabilidad ante la comunidad naviera, con clientes importantes que han cancelado tránsitos buscando otras rutas alternas, aunque más largas, para poder llevar su carga a puertos. Según expertos, eso aumenta el costo y se traduce probablemente en productos más caros para el consumidor final.
Vásquez dijo que, gracias a un manejo más “eficiente” del recurso hídrico en la operación y a una importante cantidad de lluvias en noviembre sobre la llamada cuenca hidrográfica del canal —tras el octubre más seco en la historia de la vía desde que se llevan registros—, se ha podido “estirar” o asegurar el tránsito de 24 buques diarios al menos hasta fines de abril, cuando se espera el inicio de la nueva temporada lluviosa.
Esa cifra representa, sin embargo, un 36 % menos respecto a los 36-38 tránsitos en tiempos normales. El canal se había planteado, incluso, la posibilidad de limitar los tránsitos a 18 diario en febrero tras la sequía de octubre.
Las autoridades del canal atribuyen la sequía al fenómeno meteorológico de El Niño y al cambio climático, en tanto que advierten sobre la urgencia que el país centroamericano tome una decisión que agilice la búsqueda y concreción de nuevas fuentes de agua para la operación del canal y consumo humano, incluida la posibilidad de construir nuevos embalses.
Los lagos artificiales —Gatún, principalmente, y Alajuela— que generan el agua dulce para el paso de los barcos a través de un sistema de esclusas también producen el líquido para consumo de más del 50 % de la población del país de más de cuatro millones, que según Vásquez demanda cada vez más el recurso vital.
“El tema del agua es una tema nacional. No es un tema del canal solamente”, subrayó. “Es un tema que hay que afrontar a lo largo de todo el país para el suministro de agua potable si vemos las proyecciones de población que vamos a encontrar para las próximas dos, tres décadas”.
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