Se puede decir que es una estricta cuestión de mercado. Europa es el principal, sino el único mercado de destino para los mejores jugadores de fútbol de Latinoamérica.
Por tanto los equipos trabajan como verdaderas fábricas de producción en serie de jugadores fuertes, rápidos, altos, atléticos y más o menos técnicos, para alimentar esa demanda.
Europa los compra, les agrega disciplina de trabajo, unos calendarios demoledores hechos a medidas de la televisión y revende al mundo, incluyendo obviamente a Latinoamérica, unos productos bien empaquetados llamados Champions League, Campeonato Español, Il Calcio in Italia, la Bundesliga en Alemania o la Premier League en Inglaterra.
En ese marco, no necesariamente gana el mejor. Gana el que resiste mejor y el que se rompe menos.
Por tanto, la inversión en defensores fuertes, volantes resistentes y algún que otro armador o delantero que corra rápido muchas largas carreras, rinde buenos frutos cuando es bien mezclado con los talentos africanos y algunos locales.
En ese ambiente, a treinta días de la Copa del Mundo, es posible imaginar como serán las cosas, tras ver a las principales figuras enfrentarse en los torneos europeos.
El saldo hasta ahora, es que los defensores brasileños son los que llegan mejor posicionados.
Julio César, Lúcio y Maicon en el Inter, no sólo han hecho una gran campaña llevando al club “azurronero” a dos campeonatos hasta ahora, y a la final de la Champions, sino que han triturado hasta al mejor del mundo, el argentino Lionel Messi y los exquisitos jugadores españoles del Barcelona, Xavi e Iniesta y el marfileño Yayá Touré.
Todos terminaron anulados por el “catenaccio a la portuguesa” de José Mourinho. Y Dunga, el entrenado brasileño estuvo muy atento para ver como hacer para no dejar jugar a Messi.
La ausencia de grandes figuras y la preocupación por no dejar jugar parece ser el motivo de muchas convocatorias, plagadas de defensores y volantes. Incluso la de Brasil mismo.
El mundo entero se ha levantado contra la ausencia de Ronaldinho Gaucho. Pero Dunga ni siquiera parece inquietarse, porque, a pesar de que Kaká está irremediablemente fuera de forma y perdidamente lesionado, como muchos delanteros que juegan en Europa, la prioridad no parece ser jugar, sino no dejar jugar, embocar algún gol de contragolpe y aguantar.
Claro que ese no es un menú que vuelva loco a nadie. Pero ese no es el problema de las Ligas Europeas ni de propia federación europea, la UEFA. Ese es un problema de la FIFA que organiza y vende la Copa.
Y como dijo el director ejecutivo del Comité de la Copa del Mundo 2010, Danny Jordan, al referirse a la ausencia de Ronaldinho Gaucho de la “canarinha”, “el Mundial sufrirá con esa decisión triste a infeliz. Cualquier persona que entienda un poco de fútbol reconoce el talento de Ronaldinho. Algunas veces los entrenadores piensas que son dioses”.
La frase suena a un poco de presión de la organización, sobre cuando demasiados talentos aparecen lesionados y fuera de forma. Claro que todos son delanteros o volantes de armado, incluyendo nombres como el español Fernando “El Niño” Torres, el inglés Wayne Rooney, el brasileño Kaká y su compañero de selección, el delantero goleador Luis Fabiano.
Eso, sin contar a los ya descartados por las mismas razones, como el veterano inglés David Beckham y ahora el alemán Michael Ballack que se lesionó jugando por el campeón británico, el Chelsea.
Demasiadas bajas para un Mundial que ya casi comienza y donde todo parece que será como en España, un duelo entre dos supertalentos, Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, y el resto, imaginando cómo hacer para que no jueguen. El Mundial viene con gusto a poco.
Pero, como decía la frase de la campaña electoral desarrollada por el equipo de Bill Clinton, y que exitosamente le dio la victoria en 1992, también en el fútbol, “es la economía estúpido”.