El presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, nombró a un filósofo ultraconservador como ministro de Educación de su gobierno, en lo que parece un gesto hacia sus partidarios evangélicos cristianos.
La selección de Ricardo Vélez Rodríguez fue anunciada el jueves por la noche luego de que simpatizantes duros de Bolsonaro criticaron a un candidato más moderado que era considerado para el puesto.
Vélez Rodríguez enseñó previamente en academias militares y actualmente da clases en la Universidad Federal de Ouro Preto. Ha escrito más de 30 libros, principalmente contra la izquierda.
El filósofo dijo en una carta publicada el viernes que quiere trabajar “en el contexto de la preservación de los valores que son queridos para la sociedad brasileña, que es, en esencia, conservadora y contraria a las experiencias que pretenden ignorar los valores tradicionales conectados a la preservación de la familia y la moralidad humanista”.
Rodríguez, nacido en Colombia, ha escrito en su blog que los brasileños deben “recordar y celebrar” el golpe militar de 1964 mediante el cual se instaló una dictadura que gobernó el país hasta 1985. También dijo que la corrupción no sería endémica en Brasil si se hubiera instaurado una monarquía.
Bolsonaro, que asumirá la presidencia el 1 de enero, dice que le gustaría impulsar una ley que prohíba el “adoctrinamiento marxista” y la enseñanza en escuelas públicas con enfoque de género. Rodríguez ha manifestado apoyo a estas medidas, a diferencia de el otro aspirante considerado para el cargo, Mozart Ramos, quien fue secretario estatal de educación.
Los detractores afirman que una iniciativa de ese tipo revertiría la libertad de expresión.
Sin embargo, la base de religiosos que apoya a Bolsonaro insiste en que los maestros de las escuelas públicas intentan influir en los alumnos en contra de los valores conservadores.
El legislador Sostenes Cavalcanti, uno de los dirigentes de la poderosa banca evangélica en el Congreso, visitó al equipo de Bolsonaro tan pronto como aliados del mandatario electo mencionaron el nombre de Ramos como posible titular para la cartera de educación.
“Nuestros legisladores lo rechazan y lo rechazan con fuerza”, dijo Cavalcanti, que también es pastor. “Nuestro presidente puede elegir a quien sea en cualquier otro puesto del gabinete si gusta. Pero no en el Ministerio de Educación, ese tiene importancia ideológica para nosotros”.