La policía de Brasil informó que no detendrá este viernes o en la madrugada del sábado al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, indicando que "no están dadas las condiciones para un arresto".
Los abogados del exmandatario, que desafió una orden judicial para entregarse a las autoridades en Curitiba este día, y comenzar a pagar una condena de 12 años por soborno, están negociando la rendición para el lunes. Reportes indican que las negociaciones continuarán el sábado.
Un abogado defensor de Lula dijo que el ex líder no resistirá su arresto.
José Roberto Batochio dijo al periódico Folha de S. Paulo el viernes que su defendido no "irá al matadero abatido'' y que se entregará a las autoridades por su propia voluntad.
A las 5 de la tarde del viernes (hora local) venció el plazo para que Lula se entregase a la policía.
El expresidente ha estado reunido con dirigentes del Sindicato y de su Partido de los Trabajadores desde el jueves por la noche en en el suburbio de Sao Bernardo do Campo en Sao Paulo.
Reportes de prensa indican que los abogados de Lula estan negociando su rendición.
La Corte Superior de Justicia de Brasil rechazó una apelación de último minuto de los abogados de Lula, para suspender la orden de prisión alegando que no han agotado los procedimientos de apelación, y diciendo que el caso es un esfuerzo para evitar que Lula participe en las elecciones presidenciales donde es el favorito.
El alto tribunal se pronunció antes de las 5 pm, hora local (20:00 UTC), cuando terminaba el plazo para que el expresidente se entregue.
Mientras la Policía federal en Sao Paulo declinó decir si intentará detener a Lula por la fuerza, representantes del Partido de los Trabajadores dijeron en un comunicado en su página web que el expresidente hablaría esta tarde antes del plazo de su rendición.
Sin embargo, pasado el plazo para entregarse a las autoridades Lula dijo a una periodista del diario El País, de Brasil, que "no era prudente" hablar.
La periodista dijo que el combatido dirigente brasileño se asomó a una ventana y saludó a los manifestantes, cuando ella le preguntó si iba a hablar.
En la sede del Sindicato de Trabajadores Metalúrgicos que Lula una vez lideró en Sao Paulo, centenares de seguidores vestidos con la conocida camisa roja símbolo del Partido de los Trabajadores acudieron a apoyarlo.
Entretanto, miles de partidarios del expresidente protestan en todos los estados del país, bloqueando caminos y carreteras, según reportes en las redes sociales.
La orden de detención
La mayor nación de Latinoamérica se preparó para algo inimaginable hace apenas unos años: la detención del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, que en su día gozó de una enorme popularidad y cuyos gobiernos fueron elogiados por sacar a millones de personas de la pobreza en uno de los países con más desigualdades del mundo.
El juez federal Sergio Moro, considerado por muchos brasileños un cruzado contra la corrupción por su labor al frente de la “Operación Autolavado”, dio de plazo a Lula hasta las 18:00 horas del viernes para entregarse y comenzar a cumplir la pena de 12 años y un mes de prisión por un caso de corrupción.
La orden de Moro fue girada horas después de que el Supremo Tribunal Federal denegó por votación de 6-5 una solicitud de Lula de no ir a la cárcel mientras apela una sentencia que, según él, es sólo una maniobra para impedir que su nombre aparezca en las boletas de las elecciones de octubre. A pesar de sus problemas legales, Lula es el favorito en las encuestas.
En una nota, el magistrado dijo que le dio la oportunidad de entregarse voluntariamente porque fue presidente del país.
El año pasado, Moro halló a Lula culpable de hacer favores a una constructora a cambio de la promesa de un apartamento en primera línea de playa. El fallo fue ratificado en enero por un tribunal de apelaciones.
La velocidad con la que el juez emitió la orden de arresto sorprendió a muchos, ya que según algunos expertos en derecho, hay cuestiones técnicas de la apelación de Lula que no prosperó que no serán solucionadas hasta la semana próxima. Estos detalles son “simplemente una patología que debería ser eliminada del mundo judicial”, afirmó Moro en su declaración.
Miles de personas se congregaron el jueves en la noche en el exterior de la sede de un sindicato metalúrgico en Sao Bernardo do Campo, un suburbio de Sao Paulo, donde el exmandatario inició su carrera política. Aunque Lula estuvo presente en el acto, no intervino.
“¿Por qué tienen tanta prisa por arrestarlo?“, dijo la expresidenta Dilma Rousseff, que sucedió a Silva y fue destituida del cargo en 2016. “Temen que Lula pueda obtener una decisión favorable en un tribunal (superior). Esto forma parte del golpe de Estado que me sacó de la presidencia”.
No estuvo claro de inmediato si Lula se presentará ante las autoridades en la ciudad de Curitiba, como pide la orden de Moro, o si la policía tendrá que proceder a su detención.
“No veo por qué debería entregarse solo porque el juez Moro tuvo una crisis de ansiedad”, dijo el senador Lindbergh Farias. “Creo que deberían tener que pasar por la vergüenza de venir aquí y llevárselo delante de toda esta gente”.