Jair Bolsonaro, uno de los candidatos presidenciales punteros de Brasil y cuya retórica ha cautivado a algunos de los votantes y molestado a otros, fue apuñalado el jueves durante un acto de campaña y tuvo que ser sometido a cirugía.
Las autoridades y su hijo dijeron que el candidato se encontraba en condición estable, aunque su hijo también señaló que el candidato perdió mucha sangre y que llegó al hospital “casi muerto”.
Varios videos publicados en las redes sociales mostraron el momento en que Bolsonaro recibe una puñalada en la parte baja del abdomen cuando iba en los hombros de un simpatizante viendo a la muchedumbre y con el pulgar de la mano izquierda hacia arriba.
Tras el incidente, se ve que se contrae y luego se pierde de vista. Otros videos muestran a sus partidarios cargándolo hacia un automóvil y golpeando a un hombre que supuestamente era el agresor.
El vocero policial Flavio Santiago confirmó a The Associated Press que el agresor fue detenido.
Santiago añadió que Bolsonaro fue trasladado a un hospital en Juiz de Fora, una ciudad situada a 200 kilómetros (125 millas) al norte de Río de Janeiro, y que se encuentra en buen estado.
El vocero dijo que el atacante fue identificado como Adelio Bispo de Oliveira. Indicó que el sospechoso fue gravemente golpeado por los simpatizantes de Bolsonaro tras el ataque. El hombre había sido arrestado en 2013 por otro incidente, informó la policía.
Luis Boudens, presidente de la Federación Nacional de los Policías Federales, comentó a la AP que el agresor parecía estar mentalmente trastornado.
“Nuestros agentes dijeron que el atacante dijo que estaba en ‘una misión de Dios’”, manifestó Boudens. “Su impresión es que estaban tratando con una persona que no se encontraba bien de sus facultades mentales. No esperaba ser arrestado tan rápido, los agentes reaccionaron en segundos”.
En un comunicado, el hospital que atendía al candidato dijo que estaba siendo operado, pero no proporcionó más detalles.
Su hijo, Flavio Bolsonaro, informó inicialmente por Twitter que su papá estaba bien. Pero una hora después, tuiteó que la herida era “peor de lo que pensamos”.
Flavio dijo que la punción había afectado algunas partes del hígado, pulmón e intestinos de su padre y que había perdido mucha sangre.
Llegó al hospital “casi muerto”, escribió Flavio. “Parece que ya lo estabilizaron. Por favor recen por él”.
En un comunicado, la policía federal señaló que el candidato contaba con guardaespaldas. En los videos, Bolsonaro no parece portar un chaleco blindado. Tales medidas son inusuales para los candidatos en Brasil.
“Este incidente es triste”, comentó el presidente Michel Temer a los reporteros en Brasilia. “No tendremos un estado de derecho si tenemos intolerancia”.
Bolsonaro, excapitán del Ejército, es el segundo favorito en las encuestas, después del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien por orden judicial no puede ser candidato, pero sigue apelando el fallo.
Pese a ser congresista desde 1991, la campaña de Bolsonaro lo retrata como un candidato fuera del sistema dispuesto a derrocar a la clase dirigente al tomar medidas contra la corrupción en la política y reducir la delincuencia, en parte otorgando a la policía más libertad para balear y matar a criminales durante su turno.
Aunque cuenta con partidarios, Bolsonaro es una figura polémica. Ha sido sancionado, e incluso enfrentado cargos, por declaraciones peyorativas hacia mujeres, negros y homosexuales.
También habla nostálgicamente sobre la dictadura militar que vivió el país de 1964 a 1985 y ha prometido crear un gobierno con líderes y exlíderes militares. Su compañero de fórmula para vicepresidente es un general retirado.
A principios de la semana, Bolsonaro dijo durante un evento de campaña que le gustaría disparar contra los miembros corruptos del Partido del Trabajo, que postuló a Lula como su candidato presidencial. El comentario provocó una reprimenda inmediata por parte de la procuradora general, quien pidió al candidato dar una explicación.
En una muestra de lo polarizada que se ha convertido la política en Brasil, la gente publicó tuits el jueves por la noche denunciando el incidente o para pedir oraciones para el candidato, o también para decir que Bolsonaro se lo había buscado o que incluso pudo haberse tratado de un montaje.
Otros candidatos rápidamente denunciaron el atentado.
“La política se hace a través del diálogo y el convencimiento, nunca con el odio”, tuiteó Gerado Alckmin, exgobernador de Sao Paulo que ha criticado la política de Bolsonaro por medio de publicidad.
Fernando Haddad, que se espera tome el lugar de Lula como candidato del Partido de los Trabajadores, dijo que se trató de un ataque “absurdo y lamentable”.
El incidente surge en un momento de una retórica acalorada, y en algunas ocasiones violenta, relacionada con las campañas y los candidatos.
No se sabe por ahora si el ataque a Bolsonaro podría dar una nueva forma a la contienda presidencial. En muchas maneras, el incidente alimenta la narrativa de Bolsonaro sobre que Brasil está sumido en el caos y que necesita una mano dura para estabilizarse.
“Es probable que Bolsonaro utilice el ataque para argumentar que sus oponentes están desesperados y que no tenían otra manera de detenerlo”, dijo Mauricio Santoro, profesor de ciencias políticas en la universidad estatal de Río de Janeiro.