El Papa Benedicto XVI dirigió este miércoles un solemne servicio religioso mediante el cual inauguró el período de Cuaresma y marcó a muchos fieles católicos con la señal de la cruz en la frente como es tradición según la religión católica.
Miles de personas se dieron cita en la basílica de Santa Sabina, una antigua iglesia en la colina romana Aventina, para acompañar las oraciones por la redención de los pecados.
El Sumo Pontífice se dirigió, en español, a los fieles que estaban presentes en la ceremonia diciendo que el Miércoles de Ceniza es un día de penitencia y ayuno, además de recordar que la Cuaresma ayuda a preparar el espíritu entre los católicos para la Pascua de Resurrección, que este año cae el 8 de abril.
Entre los cristianos, las cenizas simbolizan la mortalidad y en todas las iglesias católicas se realizan ceremonias en las que se impone la cruz en cenizas en la frente de los fieles.