El presidente Barack Obama llegó este miércoles a Tel Aviv con el único afán de relanzar su relación con Israel y recobrar la confianza mutua luego de cuatro años de diferencias y distanciamiento.
Obama fue recibido cordialmente por el presidente israelí, Shimon Peres, y el primer ministro, Benjamin Netanyahu. “Su visita aquí es una demonstración de la profunda relación entre nuestros dos países”, dijo Peres al presentarlo en el aeropuerto Ben Gurion.
“Gracias por su modo de ser, gracias por lo que hace. Gracias por la esperanza que trae consigo”, le dijo Peres.
Netanyahu agregó un agradecimiento más: “Gracias por mantenerse junto a Israel”.
Obama contestó con un “Shalom” que fue recibido con aplausos. “Veo esta visita como una oportunidad para reafirmar los lazos inquebrantables que unen a nuestras dos naciones”, les dijo, subrayando de que se trata de una “alianza eterna”.
Días después de la formación un nuevo y frágil gobierno de Israel, en donde también fue reelegido el primer ministro israelí Netanyahu, Obama, acompañado del secretario de Estado, John Kerry, intentará reparar las relaciones con su homólogo israelí aunque hay pocas expectativas de que se reabra el camino para las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos.
Dentro de su recorrido, Obama planea visitar en Jerusalén, la tumba de Theodor Herzl, el sionista visionario que murió hace más de cuatro décadas, antes de la fundación de Israel en 1948.
Obama también verá los Manuscritos del Mar Muerto, que se descubrieron en Cisjordania, un territorio hoy ocupado por los israelíes, una tierra que según ya lo ha indicado Estados Unidos, debería ser parte de una Palestina independiente.
La gira del mandatario estadounidense también incluye una reunión con el presidente palestino, Mahmud Abbas, y una visita separada a Cisjordania hacia Belén.
A pesar de las posiciones dispares entre Netanyahu y Obama durante el pasado mandato del presidente estadounidense, se espera que el israelí aproveche para presionar a Washington sobre su compromiso para apoyar a su país ante un eventual ataque de Irán.
La Casa Blanca ha insistido en que prefiere negociar antes de realizar acciones militares concretas, una decisión que Netanyahu no celebra.
Obama fue recibido cordialmente por el presidente israelí, Shimon Peres, y el primer ministro, Benjamin Netanyahu. “Su visita aquí es una demonstración de la profunda relación entre nuestros dos países”, dijo Peres al presentarlo en el aeropuerto Ben Gurion.
“Gracias por su modo de ser, gracias por lo que hace. Gracias por la esperanza que trae consigo”, le dijo Peres.
Netanyahu agregó un agradecimiento más: “Gracias por mantenerse junto a Israel”.
Obama contestó con un “Shalom” que fue recibido con aplausos. “Veo esta visita como una oportunidad para reafirmar los lazos inquebrantables que unen a nuestras dos naciones”, les dijo, subrayando de que se trata de una “alianza eterna”.
Días después de la formación un nuevo y frágil gobierno de Israel, en donde también fue reelegido el primer ministro israelí Netanyahu, Obama, acompañado del secretario de Estado, John Kerry, intentará reparar las relaciones con su homólogo israelí aunque hay pocas expectativas de que se reabra el camino para las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos.
Dentro de su recorrido, Obama planea visitar en Jerusalén, la tumba de Theodor Herzl, el sionista visionario que murió hace más de cuatro décadas, antes de la fundación de Israel en 1948.
Obama también verá los Manuscritos del Mar Muerto, que se descubrieron en Cisjordania, un territorio hoy ocupado por los israelíes, una tierra que según ya lo ha indicado Estados Unidos, debería ser parte de una Palestina independiente.
La gira del mandatario estadounidense también incluye una reunión con el presidente palestino, Mahmud Abbas, y una visita separada a Cisjordania hacia Belén.
A pesar de las posiciones dispares entre Netanyahu y Obama durante el pasado mandato del presidente estadounidense, se espera que el israelí aproveche para presionar a Washington sobre su compromiso para apoyar a su país ante un eventual ataque de Irán.
La Casa Blanca ha insistido en que prefiere negociar antes de realizar acciones militares concretas, una decisión que Netanyahu no celebra.