Desde el pasado mes de marzo, las relaciones entre Estados Unidos e Israel han ido cambiando.
Primero fue la famosa fotografía protocolar en la Casa Blanca que nunca ocurrió. Después vino el imprevisto anuncio de nuevas expansiones al este de Israel durante la visita al Oriente Medio del vicepresidente de los Estados Unidos, Joe Biden.
A esto se añade el controversial caso de la flotilla Turquía que se dirigía a Gaza y fue interceptada por israelitas.
Ahora, a principios de julio, la reunión entre el presidente Barack Obama y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, busca enmendar malos entendidos y fortalecer las relaciones bilaterales.
“Tuvimos una discusión extensa sobre los prospectos para tener paz en el Oriente medio. Confío en que el primer ministro quiere paz, creo que está dispuesto a arriesgar para conseguir la paz. Y durante nuestra conversación reafirmó nuevamente su firme empeño en entablar negociaciones con palestina”, explicó el presidente estadounidense.
La reunión estaba prevista para el primero de junio pero esta se cancelo tras el incidente de la flotilla, donde nueve personas murieron, provocando que las relaciones entre Turquía e Israel se desvanecieran.
Este tema formó parte de los asuntos en la mesa, al igual que la situación en Irán.
“La amenaza más grande y nueva en el horizonte, el tema singular más dominante para muchos de nosotros es la posibilidad de que Irán adquiera armas nucleares. Irán esta aterrorizando de manera brutal a su gente, está derramando el terrorismo”, dijo Netanyahu.
El primer ministro instó al mundo a seguir los pasos de EE.UU. e implementar el mismo tipo de sanciones, aprobadas el mes pasado, contra Irán.
Recientemente las relaciones internacionales se aliviaron un poco cuando Israel acordó congelar temporalmente la expansión de territorio.
Palestina también acordó iniciar conversaciones indirectas con Israel. Actualmente los líderes se comunican únicamente a través del enviado especial estadounidense George Mitchell.
El objetivo de Washington sigue siendo lograr que Palestina e Israel renueven las pláticas frente a frente. Pero para que esto ocurra, Israel tendría que detener -permanentemente- la expansión del territorio. La congelación actual sucumbirá a finales de septiembre.