El presidente ruso, Vladimir Putin, suspendió todos los vuelos comerciales hacia Egipto hasta resolver si la caída del avión de la aerolínea Metrojet en que murieron 224 personas fue causada por una bomba.
Putin actuó rápidamente luego de que el jefe del servicio de seguridad FSB, Alexander Bortnikov, recomendó suspender los vuelos “hasta que hayamos determinado las verdaderas razones” del siniestro del sábado pasado.
En los días pasados, Rusia había descartado por especulativa la sugerencia que le hicieran el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y del primer ministro británico, David Cameron, de que el grupo Estado islámico plantó una bomba a bordo del Airbus de Metrojet luego de despegar del balneario egipcio de Sharm el-Sheikh.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo que Putin ordenó detallar los planes para repatriar a los rusos que vacacionan actualmente a lo largo del Mar Rojo, un destino de vacaciones muy popular para muchos europeos.
Se cree que hay 45.000 rusos actualmente en Egipto.
Peskov añadió más tarde que la decisión de Putin "no significa que la principal sospecha sea un ataque terrorista".
