Los residentes de Bruselas, la capital de Bélgica, viven este domingo el segundo día de encierro, debido al nivel de máxima alerta en prevención de un posible atentado terrorista.
El sistema de trenes subterráneos continúa cerrado, las calles de la ciudad son patrulladas por las fuerzas de seguridad y las reuniones públicas siguen prohibidas mientras las autoridades buscan a los hechores de las masacres del viernes 13 de noviembre en París.
El ministro del Interior, Jan Jambon, dijo que “hay un peligro real, pero estamos haciendo todo lo posible, día y noche, para hacerle frente a la situación”.
El primer ministro Charles Michel advirtió que “varios individuos con armas y explosivos podrían lanzar un ataque” en uno o más lugares en la capital y sus alrededores.
Las autoridades dijeron a la Voz de América que las medidas tomadas se basan en “información muy precisa”, incluyendo la posibilidad de que el principal fugitivo del ataque de París, Salah Abdeslam, podría estar planeando un ataque suicida a la ciudad.
Abdeslam fue visto cruzar la frontera belga el 14 de noviembre, unas pocas horas después de los ataques en París en los que murieron 129 personas y cientos más fueron heridos.
La alerta también es consecuencia del descubrimiento de un pequeño arsenal descubierto en una casa de Bruselas que era ocupada por uno de los sospechosos arrestados en conexión con los ataques en París.
La embajada de Estados Unidos en Bruselas urgió a los estadounidenses que viven en el país a quedarse en casa y “si deben salir, evitar las multitudes”, según dijo en un comunicado.