Una explosión mortal en un hospital en Gaza provocó protestas en toda la región, con culpa generalizada de Israel por llevar a cabo un ataque que atribuye a militantes del grupo Jihad Islámico.
El grupo militante libanés Hezbolá, respaldado por Irán, convocó a un “día de ira” el miércoles para condenar el ataque.
Tras la explosión del martes que, según el Ministerio de Salud de Gaza dirigido por Hamás, mató a 500 personas, estallaron protestas en varios lugares del Líbano, incluida la embajada de Francia en Beirut y la embajada de Estados Unidos en las afueras de la ciudad.
Los manifestantes también se reunieron frente a las embajadas de Israel en Turquía y Jordania, así como ante las embajadas británica y francesa en la capital de Irán y la embajada de Francia en Túnez.
En Cisjordania, las fuerzas palestinas utilizaron gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes que expresaron su oposición al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas.
El Departamento de Estado de Estados Unidos emitió una nueva advertencia a los estadounidenses para que no viajen al Líbano, donde los enfrentamientos fronterizos entre el movimiento Hezbollah, respaldado por Irán, e Israel durante la semana pasada han sido los más mortíferos desde la última guerra total en 2006.
Países y funcionarios internacionales de todo el mundo denunciaron la explosión, a menudo con declaraciones cuidadosamente redactadas para evitar decir quién era el culpable.
[Parte de la información para este informe provino de The Associated Press, Agence France-Presse y Reuters]
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