Los astronautas que habitan la Estación Espacial Internacional iniciaron el viernes una serie extraordinariamente complicada de caminatas espaciales para corregir fallas en un detector de rayos cósmicos de la base orbital.
Armado con decenas de herramientas para disección, el astronauta italiano Luca Parmitano retiró un panel protector para tener acceso al interior del Espectrómetro Magnético Alpha. Parmitano entregó el panel de 1,27 metros (cuatro pies) de largo a su compañero en esta misión, el estadounidense Andrew Morgan, antes de soltarlo en el espacio.
“Ok, 3-2-1. Liberar”, dijo Morgan al soltar el panel.
La pieza de desecho no representa ningún peligro para el laboratorio en órbita, de acuerdo con la NASA. El panel de nueve kilos (20 libras) permanecerá en órbita aproximadamente durante un año antes de que la gravedad haga que ingrese a la atmósfera y se incendie.
Estas caminatas espaciales son consideradas por la NASA como las más difíciles desde las reparaciones hechas al Telescopio Espacial Hubble hace algunas décadas. A diferencia del Hubble, el espectrómetro nunca había sido sometido a una cirugía espacial. Después de ocho años y medio en órbita, la vida útil de su sistema de enfriamiento prácticamente terminó.
Parmitano y Morgan deberán salir al menos cuatro veces este mes y el próximo para renovar el instrumento.
El espectrómetro de 2.000 millones de dólares fue enviado a órbita por el transbordador Endeavour en 2011 en su penúltimo vuelo espacial. Tiene la tarea de detectar antimateria y materia oscura elusivas.
Ya ha estudiado más de 148.000 millones de rayos cósmicos cargados. Esa cifra supera a lo que fue recolectado en un siglo por medio de globos de gran altura y pequeños satélites, detalló el científico que encabeza el proyecto, Samuel Ting, un ganador del premio Nobel del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT por sus iniciales en inglés). Fue él quien supervisó la caminata espacial del viernes desde el Centro de Control de Misión en Houston.
El enorme espectrómetro -de cinco por cuatro por tres metros (16 por 13 por 10 pies), y un peso de 6.800 kilogramos (15.000 libras)- fue diseñado para operar durante tres años. Con la instalación de cuatro bombas de enfriamiento, nuevas y mejoradas, los astronautas podrán seguir utilizándolo durante el resto de vida de la estación espacial, o entre cinco y 10 años más.