El presidente Donald Trump está analizando realizar cambios profundos a su equipo de gobierno a fin de posicionarse mejor para lidiar con un Congreso dividido, aunque no se sabe con certeza quién se irá y quién se quedará, dijeron fuentes a la agencia The Associated Press.
Versiones de prensa recientes indicaron que la secretaria de Seguridad Nacional Kirstjen Nielsen iba a ser destituida esta semana, pero al parecer se quedará un tiempo más porque no hay candidato que la reemplace, señalaron fuentes oficiales.
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Trump ha perdido estima hacia Nielsen y hacia el jefe de despacho de la Casa Blanca, John Kelly, acusándolos de no tomar las medidas necesarias para enfrentar lo que él considera como una crisis en la frontera con México, declararon los funcionarios, que pidieron no ser identificados.
Sin embargo, los cambios en el gabinete serán más profundos, en momentos en que Trump enfrenta la posibilidad de desafíos por parte de la Cámara de Representantes, ahora controlada por los demócratas, y cuando se prepara para su campaña reeleccionista.
Según las fuentes, Trump contempla la posibilidad de reemplazar a Kelly con el jefe de despacho del vicepresidente Mike Pence, Nick Ayers. Kelly, un general retirado de la Infantería de Marina, ha impuesto cierto orden en una Casa Blanca otrora caótica, pero no cuenta ya con el apoyo del presidente ni de su hija Ivanka Trump o su yerno Jared Kushner.
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Ayers, un experimentado activista electoral, cuenta con las credenciales para ayudar en la próxima campaña, pero enfrenta una oposición dura de algunos funcionarios que le han pedido directamente a Trump abstenerse de nombrarlo.
Otras salidas posibles son el secretario de Comercio, Wilbur Ross, y el secretario del Interior, Ryan Zinke. En una medida sumamente inusual, la primera dama Melania Trump pidió públicamente que sea destituida la asesora de seguridad nacional Mira Ricardel.
Sin embargo, a pesar de todas las conjeturas, Trump suele expresar su frustración contra alguno de sus secretarios y luego no hace nada. Desde hace meses se habla de la salida de Kelly, pero él sigue en su puesto.
Nielsen tenía la esperanza de cumplir un año en el trabajo e irse en diciembre, pero parece poco probable que aguante hasta entonces, dijeron las fuentes.
Contener la inmigración ha sido el tema distintivo de Trump y uno que retoma constantemente como una forma de arengar a su militancia incondicional.
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Sin embargo, cualquiera que se haga cargo de Seguridad Nacional probablemente se enfrente a los mismos problemas que Nielsen. La administración ya ha intentado tomar medidas severas en la frontera, pero dichos esfuerzos se han visto en gran parte frustrados o diluidos por impugnaciones legales.
Trump les ha contado a sus aliados que realmente nunca confió en Nielsen, a quien asocia con el presidente George W. Bush, un enemigo de antaño. Dijo a personas cercanas a él que Nielsen es más leal hacia su mentor, el director de personal de la Casa Blanca John Kelly, que hacia el presidente.
Los cuestionamientos al trabajo de Nielsen en el departamento no son nuevos. Hace unos meses, negó un reporte del diario The New York Times de que había escrito una carta de renuncia, pero no la presentó después de que Trump la regañara en una reunión de gabinete.