En el barrio Gótico de Barcelona, en España, en pleno centro de la ciudad, se erige una misteriosa y antigua tienda en cuya fachada aparece una figura de un prestidigitador y un gran interrogante. Parece uno de los negocios de alguna de las películas de la saga de Harry Potter. En el escaparate, más propio del siglo pasado que de la época actual, también se exhibe una varita mágica, varias barajas de cartas y otros elementos que dan una idea de lo que hacen aquí. El nombre de la tienda lo dice todo: “El Rey de la Magia”.
En su interior trabajan Pau Martínez Llop y Pere Rafart. Son los dos socios del establecimiento. Martínez Llop heredó la tienda de sus padres, José María y Rosa, que durante varias décadas regentaron este lugar en el corazón de la Ciudad Condal.
La tienda lleva funcionando ininterrumpidamente desde, al menos 1878, a pesar de que en su fachada indica que el negocio empezó en 1881. Su fundador Joaquim Partagàs puso ese número porque era capicúa, es decir, que se podía leer de igual manera de izquierda a derecha como al revés.
“En esa época, este mago catalán vio un crecimiento del interés por la magia entre la alta burguesía. Y ahí vio un punto de mercado para abrir un negocio de magia”, cuenta Martínez Llop.
Se reivindican como la tienda más antigua del mundo
Con más de 140 años de historia, ellos se reivindican como la tienda de magia más antigua del mundo. “Dentro del sector, somos pocos y nos conocemos entre todos. Y no hay noticia de ninguna otra tienda más antigua que esta y mucho menos que esté abierta. Eso es lo que marca la diferencia”, dice el actual propietario.
Sin embargo, el Guinness Mundial de los Récords reconoce otro negocio como el más antiguo. Señala a Davenports, en el Reino Unido, como la tienda de magia más antigua del mundo que ha pasado de generación en generación desde su fundación, en 1898, dos décadas más tarde de lo que marcan los documentos oficiales de la tienda de la ciudad de Barcelona.
Fieles a sus orígenes
El establecimiento intenta mantener todos los elementos de una verdadera tienda de magia, como si uno al abrir la puerta entrara en el túnel del tiempo, trasladándose a principios del siglo XIX, cuando las calles estaban sin asfaltar, prácticamente no se habían desarrollado las grandes ciudades y los carruajes estaban a la orden del día.
“Mantenemos la atmósfera lo más fidedigna posible. Solo entrar por la tienda y escuchar el tintineo de la puerta, con sus campanas, y el olor de la madera antigua te traslada a décadas atrás, a otra época”, explica Martínez Llop mientras que Rafart recuerda que la tienda “ha pasado varias guerras y dos pandemias”.
Admiten que muchas de las personas que entran al establecimiento lo hacen sorprendidas por la fachada e interesadas por lo que habrá en su interior. Pero sus propietarios no se lo ponen fácil. “Aquí entra mucha gente curiosa que incluso, a veces, le cuesta un poquito entrar porque a nosotros nos gusta incluso mantener las puertas cerradas para que tengan que hacer el esfuerzo de abrir la puerta. Así que si quieren entrar, tendrán que abrir las puertas, que no son automáticas o de cristal, como estamos acostumbrados hoy en día”, relatan entre risas remarcando que todos los clientes deben “dar un primer paso de fe y entrar para descubrir este mundo”, como se hacía en sus orígenes.
Trucos para todas las edades
Aquí hay trucos para todos los gustos y edades. “Tenemos cositas de magia para todo el mundo, para niños, para profesionales, para gente que empieza…”, relata el responsable de la tienda.
Utilizan también una forma de venta muy tradicional. Los clientes pueden disfrutar, en vivo y en directo, de los trucos que se venden, para que los puedan ver en primera persona y valorar su espectacularidad. Si el cliente decide adquirir el truco, los dueños de la tienda se lo llevan a una zona escondida, detrás de unas cortinas, entre el mostrador y el almacén, para enseñarles cómo se hace el truco de magia.
“Seguimos montando este tipo de venta tradicional que no está en casi ninguna tienda de magia. Hacemos una especie de show con varios artículos que se pueden comprar, cerramos la cortina y explicamos el secreto solo para la persona que lo ha comprado”, dice.
“Es maravilloso porque vienen abuelos con sus nietos a comprarles un juego y, a veces, estos abuelos ya los llevaban sus abuelos a esta tienda”, agrega Rafart, que conoció “El Rey de la Magia” a los 17 años, cuando empezó en este mundo, porque “es un referente en la historia de la magia” y recuerda que “intimidaba entrar por esa puerta porque era como casi entrar por Hogwarts”, como en la película de Harry Potter.
Ambos afirman que “nunca es tarde ni nunca es temprano para empezar” en el mundo de la magia, por lo que tienen un extenso catálogo de trucos, con el objetivo de que cualquiera pueda adquirir un juego de magia y, poco a poco, aficionarse a este arte.
“También hay todo un sector profesional de magia, de ilusionistas que requieren efectos creados para ocasiones especiales o para sus espectáculos. Son los aparatos, las grandes ilusiones que vemos en los teatros que, a veces, necesitan medidas y estructuras especiales”, detalla sobre los proyectos que también realizan para reconocidos magos de todo el mundo.
Leonardo DiCaprio y otros famosos que han pasado por la tienda
Con el paso del tiempo, el establecimiento se ha convertido en un punto de referencia en Barcelona y en el mundo. Los responsables de “El Rey de la Magia” recuerdan que la tienda ya estaba incluso antes de que se construyeran los grandes monumentos de la ciudad, como la Sagrada Familia o la fachada de la Catedral. “Cuando hablas de la tienda, hablas de un emblema”, asegura Rafart.
Por la tienda, han pasado personalidades tan reconocidas como el director de cine Woody Allen o el pintor Pablo Picasso. Uno de los últimos en aparecer por aquí fue el actor de Hollywood Leonardo DiCaprio que, incluso, disfrutó de un espectáculo privado organizado por Martínez Llop y Rafart.
“Media hora antes del show nos llamaron informándonos que no podíamos decir nada por privacidad, pero que la persona que vendría era Leonardo DiCaprio. La verdad es que se lo pasó genial y fue encantador, de hecho nos pidió una fotografía y eso es lo que vamos a poner en nuestro currículum”, bromeaban sobre esta anécdota con el protagonista de Titanic.
Llamado para la preservación cultural
El negocio lleva funcionando 145 años y esperan que “El Rey de la Magia” perdure durante mucho más tiempo. Saben que es todo un reto, y más con los tiempos que corren. El costo de las rentas en lugares tan turísticos como este hace que muchas tiendas desistan y vendan estas propiedades a inversores para construir bloques de apartamentos u otros negocios, según cuentan ambos.
Ya les pasó con un espacio que los padres de Martínez Llop mantuvieron durante prácticamente dos décadas, un lugar que pretendía ser “el centro neurálgico de la magia en Europa”.
“Era un proyecto cultural que estuvo funcionando durante casi 20 años en dos espacios distintos. Era un centro especial, con un teatro para 200 personas, luego un café teatro más pequeño para 50, y un museo. Y fue imposible llegar a un entendimiento con las instituciones culturales para que un proyecto de esa envergadura pudiera seguir existiendo. Entonces, es como que Barcelona deja perder según qué identidades culturales en favor de cosas más comerciales”, se queja Martínez Llop.
Con todo, piden a las autoridades que haya un mayor compromiso para preservar precisamente este tipo de negocios históricos, que de alguna manera, también, reflejan la cultura y las tradiciones de una ciudad como Barcelona.
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