La policía localizó los cadáveres de dos hermanos y una cuñada de una activista de derechos humanos que fue asesinada a principios de 2010 en una zona fronteriza norteña de México, y cuya familia ha sido blanco de diversos ataques.
Los cuerpos de los familiares de la activista Josefina Reyes fueron encontrados en un camino rural cercano a Guadalupe Distrito Bravos, al sureste de la violenta localidad fronteriza de Ciudad Juárez, dijo a la AP el vocero de la Fiscalía General del estado de Chihuahua, Carlos González.
Familiares de las víctimas, desaparecidas a principios de febrero, exigieron justicia y demandaron al presidente Felipe Calderón detener rápido a los responsables de los asesinatos. "Así como esclareció el crimen de (el agente estadounidense de migración y aduana Jaime) Zapata, así quiero que esclarezca el crimen de mis hermanos", dijo en rueda de prensa en la capital mexicana Claudia Reyes.
Las autoridades detuvieron pocos días después a varios presuntos sicarios vinculados con el ataque el 15 de febrero contra Zapata y su colega Víctor Avila.
En un comunicado leído previamente, la familia consideró que el crimen de sus hermanos y su cuñada "se enmarca en una creciente ola de acoso sistemático a la familia Reyes Salazar por el Estado mexicano" y pidió la renuncia de un fiscal de Chihuahua.
El vocero de la Fiscalía estatal dijo que junto a los cadáveres había unas cartulinas con mensajes alusivos al crimen organizado, aunque no reveló su contenido.
Josefina había encabezado protestas contra presuntos abusos de soldados mexicanos en el Valle Juárez, junto a la frontera con Texas.
Al crimen de Josefina le han seguido diversos ataques más, sin que hasta ahora ninguno haya sido aclarado: su hermano Rubén fue asesinado por desconocidos en agosto de 2010.
El caso de la familia Reyes ha llevado a organizaciones como Amnistía Internacional a advertir de los riesgos que enfrentan los activistas de derechos humanos en México y la falta de protección por parte del Estado.