En una multitudinaria ceremonia y 35 años después de su asesinato, monseñor Oscar Arnulfo Romero será beatificado en San Salvador como parte del largo proceso de santificación.
El acontecimiento se realizará en la plaza El Salvador del Mundo, en el Oeste de San Salvador y contará con la presencia de autoridades eclesiásticas y del presidente Salvador Sánchez Cerén y sus homólogos de Ecuador, Honduras y Panamá, entre otras personalidades.
El acto estará presidido por el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación de la Causa de los Santos y enviado especial del Papa Francisco.
Pero la beatificación de monseñor Romero genera una gran controversia entre los que están a favor y los que se oponen, al considerar que el religioso no debió ser catalogado mártir porque fue asesinado por causas políticas y no por odio a su fe, como lo estipula la Iglesia católica.
"Romero es considerado un mártir de la fe porque se considera que lo mataron por odio a la cuestión religiosa, a la vida espiritual y práctica que llevaba", dijo a la Voz de América, Carlos Cabezas, periodista y graduado de filosofía y teología.
"Monseñor Romero fue una persona muy controversial. Por una parte podríamos decir que políticamente fue de izquierda porque defendió la teología de la liberación, algo propio de la época y muy común en El Salvador de aquellos tiempos.
Es por eso que muchas personas tienen ese sentimiento de que no obraba como un sacerdote y que se metía en cosas políticas. Pero, qué sacerdote con su actuación no refleja una mentalidad política, tanto de derecha como de izquierda", explica Carlos Cabezas.
Fue recién el pasado 3 de febrero que el papa Francisco allanó el camino para la beatificación al firmar el decreto que reconoció a Romero como mártir de la iglesia y con ello la apertura en cuanto al concepto de mártir, que ahora significa “quienes mueren por amor a Dios, la iglesia y su pueblo”.
“La beatificación de monseñor Romero significa que la verdad y la justicia social ahora son factores que van a estar presentes en la vida de El Salvador", reflexionó el presidente salvadoreño, Salvador Sánchez Cerén.
Los que se oponen, en su mayoría miembros conservadores de la iglesia Latinoamericana y miembros de la derecha temían que la beatificación de Romero fuera percibido como una aprobación a los partidarios de la teología de la liberación, el movimiento según el cual las enseñanzas de Jesús requieren la lucha por la justicia social y económica.
"No considero que la beatificación de Romero cambie la ideología dentro de la iglesia porque son opiniones que se mantendrán por el mismo hecho de haber apoyado la teología de la liberación. Esta tendencia tiene un objetivo primario bueno y válido, que es la urgencia de la liberación del pobre, del huérfano, de la viuda, pero se le reprocha la alternativa política marxista que conlleva", explica Cabezas a la Voz de América.
"El problema está en que muchos teólogos de la liberación lograron identificar el cielo con la predicación de un marxismo en nuestra época, pensando que era equivalente al evangelio que predicaban y eso es un error", aclara el especialista.
Carlos Cabezas considera que si bien monseñor Romero tenía esas tendencias su beatificación no representa ni un cambio ni una revolución dentro de la iglesia porque "el cristiano tiene que pensar y mirar más allá de la derecha, la izquierda o el centro sino que con monseñor Romero tiene a un hombre más de Dios en el reino de los cielos al cual puede implorar