Aunque la vida retorna lentamente a la normalidad en la principal ciudad de Costa de Marfil después de dos semanas de combates urbanos, el descubrimiento de cuantiosos arsenales acopiados por el destituido presidente Laurent Gbagbo demuestran que el derramamiento de sangre pudo haber sido mucho peor.
Las fuerzas que desplazaron del poder a Gbagbo esta semana dicen que el descubrimiento reivindica su campaña internacional de bombardeos, la cual le impidió usar tales armas.
Los ministros del gobierno del presidente Alassane Ouattara recorrieron el jueves el palacio presidencial abandonado por Gbagbo.
Los combatientes que lo habían capturado el día anterior pasaron por habitaciones y pasillos donde se hallaron más de 500 cohetes de artillería de calibre 121 mm, capaces de destruir edificios y matar a centenares de personas.