120 países comenzaron a negociar un tratado internacional para prohibir las armas nucleares, un proceso que se llevará a cabo sin la participación de las potencias atómicas, que consideran la iniciativa poco realista e inoportuna.
Frustrados por la falta de avances en la no proliferación durante las últimas décadas, una mayoría de países del mundo considera que ha llegado el momento de crear un "instrumento jurídicamente vinculante para prohibir las armas nucleares, llevando hacia su total eliminación".
La ambiciosa meta se basa en los logros obtenidos con acuerdos internacionales sobre otros tipos de armamento, que han logrado importantes progresos contra las armas químicas, las bombas de racimo o las minas antipersonal.
Para muchos, avanzar en el desarme nuclear es hoy más urgente que nunca, como muestran las amenazas atómicas de Corea del Norte y las inversiones multimillonarias que varias potencias están haciendo para modernizar su arsenal.
"El Reloj del Apocalipsis, que indica lo cerca que está la humanidad de la catástrofe global, está a 2,5 minutos de la media noche, la peor situación desde 1953", alertó hoy el responsable de Desarme de Naciones Unidas, Kim Won-soo.
Kim, que expresó el apoyo de la organización a las negociaciones de este nuevo tratado, defendió la importancia de "inspirar" y "movilizar" al mundo para avanzar hacia el fin de las armas atómicas tras años de estancamiento.
"Las armas nucleares, a pesar de ser las más devastadoras de todas, aún no han sido prohibidas. El proceso que hoy inicia tiene claro su derrotero: vamos a llenar el vacío legal existente y a dotar al derecho internacional de un capitulo que debió haber sido escrito hace tiempo", explicó en la apertura de las discusiones el canciller de Costa Rica, Manuel González.
Una costarricense, la representante del país ante la sede de la ONU en Ginebra, Elayne Whyte, preside las negociaciones, que continuarán durante toda la semana y que tendrán una segunda sesión a mediados de junio.
En la sesión inaugural, los países participantes recibieron hoy el respaldo de organizaciones como la Cruz Roja y de personalidades como el papa Francisco, que en un mensaje leído por un representante de El Vaticano defendió que buscar la eliminación de las armas nucleares es un "imperativo moral y humanitario".
Al margen de las negociaciones se mantienen sin embargo las potencias nucleares y un buen número de sus aliados, lo que plantea un interrogante sobre la efectividad que puede tener el esfuerzo.
"Como madre, como hija, nada me gustaría más que un mundo sin armas nucleares, pero tenemos que ser realistas. ¿Alguien cree que Corea del Norte va a aceptar una prohibición de las armas nucleares?", dijo a los periodistas la embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley.
EE.UU., insistió, sigue creyendo en la no proliferación, pero considera necesario disponer de armas atómicas para su defensa y la de sus socios.
"En este día y hora no podemos decir honestamente que podemos proteger a nuestra gente permitiendo a los malos tenerlas y los buenos, los que tratamos de mantener la paz y la seguridad, no tenerlas", defendió Haley.
La representante estadounidense convocó a los medios para expresar públicamente su postura al inicio de las discusiones; y habló junto a sus homólogos de Francia y el Reino Unido y flanqueada por representantes de otros aliados.
Estos países consideran que negociar una prohibición inmediata de las armas nucleares va contra el enfoque progresivo del Tratado de No Proliferación Nuclear, bajo el que las potencias están comprometidas a reducir sus arsenales.
Con la excepción de Holanda, los países de la OTAN, incluida España, han decidido no participar en las negociaciones.
Tampoco lo hacen China y Rusia -que junto a EE.UU., Francia y el Reino Unido son miembros permanentes del Consejo de Seguridad y tienen arsenales atómicos- ni otros países nucleares como India, Pakistán, Israel y Corea del Norte.