Arabia Saudita abrió una licorería por primera vez en más de 70 años, informó un diplomático el miércoles. Se trata de un paso más en la apertura social de un reino que alguna vez fue ultraconservador y que alberga los lugares más sagrados del islamismo.
Aunque está restringida a diplomáticos no musulmanes, la tienda en la capital Riad abre sus puertas en un momento en que el príncipe heredero Mohammed bin Salman pretende convertir al reino en un destino turístico y de negocios como parte de ambiciosos planes para desligar lentamente a su economía del crudo.
Sin embargo, aún existen desafíos tanto por la reputación internacional del príncipe tras el asesinato de Jamal Khashoggi, columnista del Washington Post, en 2018, como internamente debido a las conservadoras costumbres islámicas que han regido sus arenosas tierras durante décadas.
La tienda se encuentra junto a un supermercado en el distrito diplomático de Riad, dijo el diplomático, que habló bajo condición de anonimato para discutir un tema de enorme delicadeza social en Arabia Saudita. El diplomático recorrió la licorería el miércoles y la comparó con una exclusiva tienda libre de impuestos de un gran aeropuerto internacional.
Por el momento, la tienda vende licores, vino y sólo dos tipos de cerveza, dijo el diplomático. Los trabajadores de la tienda pidieron a los clientes sus identificaciones diplomáticas y que colocaran sus celulares dentro de unas fundas mientras estaban dentro. Una aplicación permite comprar mediante un sistema de reparto, dijo el diplomático.
Los funcionarios sauditas no respondieron a una solicitud de comentarios sobre la tienda.
Sin embargo, la apertura del comercio coincide con una noticia publicada por el periódico en inglés Arab News, propiedad del grupo Saudi Research and Media Group, afín al gobierno saudí, sobre las nuevas normas que rigen la venta de alcohol a diplomáticos en el reino.
La noticia describe las normas como destinadas a “frenar la descontrolada importación de estos productos y licores especiales en los envíos diplomáticos”. Las medidas entraron en vigor el lunes, informó el periódico.
A los diplomáticos se les ha permitido desde hace varios años importar licor al reino a través de un servicio especializado, y consumirlo en recintos diplomáticos.
En el pasado, quienes no tenían acceso compraban licor a contrabandistas o lo elaboraban ellos mismos en sus casas. Sin embargo, el Departamento de Estado estadounidense advierte que quienes sean detenidos y condenados por consumo de alcohol pueden enfrentar “largas penas en prisión, fuertes multas, azotes públicos y deportación”.
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