El Pentágono reveló que el caso de envío de ántrax de manera inadvertida a laboratorios militares y comerciales en Estados Unidos y en el extranjero es mucho peor que lo se dijo en un principio.
Una revisión inicial descubrió que 51 laboratorios en 17 estados y Washington, DC y en tres países –Australia, Canadá y Corea del Sur—pueden haber recibido el cargamento potencialmente peligroso.
Si bien aún se debe determinar cómo sucedió, quién es culpable y por qué no fue descubierto antes, funcionarios del Pentágono dijeron que una de las pocas seguras es que no se ha puesto en riesgo la salud pública.
Se suponía que el ántrax debió haber sido inactivado con rayos gamma antes de que las muestras fueran embarcadas, pero por alguna razón aún no explicada, el ántrax al parecer siguió vivo.
El subsecretario de Defensa, Robert Work, aseguró que el ántrax sospechoso fue embarcado en concentraciones tan bajas y en envases tan seguros que casi seguramente no representan riego para nadie fuera de los 51 laboratorios.
No obstante, la directora de los programas médicos para defensa química y biológica del Pentágono, Franca Jones, reconoció que 31 individuos están recibiendo antibióticos como precaución, pero que ninguno ha enfermado.
Funcionarios dijeron que al parecer los errores comenzaron en 2005 o 2006, aunque Work señaló que el Pentágono no se enteró del problema sino hasta que fue alertado el 22 de mayo por un laboratorio comercial no identificado en Maryland.