La escarpada península montañosa que sobresale de la costa oeste de la Antártida, es uno de los lugares del planeta que muestra un rápido calentamiento.
Con aumentos de hasta 3 grados centígrados, el hielo marino que antes era muy estable, se está derritiendo, poniendo en marcha una serie de cambios ecológicos sin precedentes, informó esta semana la publicación Cell Biology (Biología Celular).
La autora principal, Jessica Royles, es una bióloga de la Universidad de Cambridge y del British Antarctic Survey, la organización encargada del trabajo de investigación científica de Gran Bretaña en la Antártida.
"El musgo es realmente la planta dominante creciendo en el área y se acumula en estos bancos de musgo donde ha crecido hasta el día de hoy", explicó, "por lo que puede ofrecer un muy buen registro de los cambios en el pasado, los cuales se han conservado en el musgo".
Los científicos extrajeron núcleos de musgo de la remota y en gran parte inaccesible región, y calcularon las tasas de crecimiento, examinaron las condiciones para el crecimiento y describieron cómo han cambiado las poblaciones microbianas.
"Lo que encontramos es que el musgo comenzó a crecer alrededor del año 1860. Y ha ido creciendo y acumulándose hasta el día de hoy", dijo Royles. "Pero es alrededor de 1960, cuando la tasa de crecimiento se incrementa rápidamente hasta un máximo de entre cinco y seis milímetros por año".
Los microbios en el musgo también se multiplicaron rápidamente durante el mismo período. Royles atribuye el cambio ecológico a las temperaturas más altas, así como al aumento de las precipitaciones y los fuertes vientos.
Lo que esto revela es que " en realidad tanto las plantas como los microbios son realmente muy sensibles a los cambios climáticos que se han producido en los últimos 50 años y que durante el tiempo en que este banco de musgo ha crecido, esos cambios no tienen precedentes".
Más al norte de la Península Antártica, Royles continúa su análisis de bancos de musgo que datan de hace más de 5.000 años.
La investigadora dice que “ahora podemos utilizar estos bancos de musgo como paleo-archivos de cambios en el medio ambiente en el pasado y la forma en que podrían haber ocurrido, y cada pequeña contribución a la comprensión de cómo podrían haber ocurrido los cambios climáticos físicos y las respuestas biológicas suman a una mejor comprensión de nuestro sistema climático" .
Royles dice un escenario, en el que la flora y la fauna polares sigan a las temperaturas más cálidas proyectadas, cambiaría radicalmente la ecología y el aspecto de la Antártida.
Con aumentos de hasta 3 grados centígrados, el hielo marino que antes era muy estable, se está derritiendo, poniendo en marcha una serie de cambios ecológicos sin precedentes, informó esta semana la publicación Cell Biology (Biología Celular).
La autora principal, Jessica Royles, es una bióloga de la Universidad de Cambridge y del British Antarctic Survey, la organización encargada del trabajo de investigación científica de Gran Bretaña en la Antártida.
"El musgo es realmente la planta dominante creciendo en el área y se acumula en estos bancos de musgo donde ha crecido hasta el día de hoy", explicó, "por lo que puede ofrecer un muy buen registro de los cambios en el pasado, los cuales se han conservado en el musgo".
Los científicos extrajeron núcleos de musgo de la remota y en gran parte inaccesible región, y calcularon las tasas de crecimiento, examinaron las condiciones para el crecimiento y describieron cómo han cambiado las poblaciones microbianas.
"Lo que encontramos es que el musgo comenzó a crecer alrededor del año 1860. Y ha ido creciendo y acumulándose hasta el día de hoy", dijo Royles. "Pero es alrededor de 1960, cuando la tasa de crecimiento se incrementa rápidamente hasta un máximo de entre cinco y seis milímetros por año".
Los microbios en el musgo también se multiplicaron rápidamente durante el mismo período. Royles atribuye el cambio ecológico a las temperaturas más altas, así como al aumento de las precipitaciones y los fuertes vientos.
Lo que esto revela es que " en realidad tanto las plantas como los microbios son realmente muy sensibles a los cambios climáticos que se han producido en los últimos 50 años y que durante el tiempo en que este banco de musgo ha crecido, esos cambios no tienen precedentes".
Más al norte de la Península Antártica, Royles continúa su análisis de bancos de musgo que datan de hace más de 5.000 años.
La investigadora dice que “ahora podemos utilizar estos bancos de musgo como paleo-archivos de cambios en el medio ambiente en el pasado y la forma en que podrían haber ocurrido, y cada pequeña contribución a la comprensión de cómo podrían haber ocurrido los cambios climáticos físicos y las respuestas biológicas suman a una mejor comprensión de nuestro sistema climático" .
Royles dice un escenario, en el que la flora y la fauna polares sigan a las temperaturas más cálidas proyectadas, cambiaría radicalmente la ecología y el aspecto de la Antártida.