Una década ha transcurrido desde el mortal ataque perpetrado en el maratón de Boston, el 15 de abril de 2013. Dos hermanos que se radicalizaron a través del internet, sin tener afiliación a ningún grupo terrorista, plantaron dos bombas que dejaron tres personas muertas y más de 260 heridos. El hecho puso en el ojo público la situación de seguridad en eventos públicos de Estados Unidos.
Eran cerca de las 2:50 de la tarde cuando el primer artefacto explosivo se detonó en una acera cerca de la línea de meta a la que se acercaban algunos de los más de 26 mil participantes del maratón. 12 segundos después, el segundo artefacto explosivo fue detonado.
Servicios de emergencia, ambulancias, miembros de la policía de Boston y la Guardia Nacional se desplegaron a la escena del ataque. Mil agentes federales se activaron en una de las investigaciones más grandes de la historia de Estados Unidos, aseguran expertos.
“Siempre hay algo más que se puede hacer, pero tenemos que equilibrar eso con las libertades personales, la independencia, los derechos civiles; siempre será un desafío poder contrarrestar todas las amenazas que existen”, dijo a la Voz de América el consultor de conflictos internacionales, Thomas Sanderson.
La revisión detallada de horas de grabación de videos y fotografías por parte de los negocios aledaños y la colaboración de los residentes de Boston para identificar a los sospechosos fue esencial en la investigación.
“Cámaras de la ciudad que ya están previstas desde antes, una organización de fuerzas del orden como el FBI suficientemente preparadas para poder tomar la ciudad e investigar, de ahí que los resultados fueron positivos”, expresó a la VOA el experto en seguridad nacional, Víctor Amram.
Dos días después del ataque, la información provista por la ciudadanía para colaborar con las autoridades también jugó un rol esencial en localizar a los culpables.
“Es sumamente importante, tenemos que tomar en cuenta, aunque tengamos policía y que su rol es cuidarnos, pues ellos también necesitan de nosotros de nuestra colaboración, porque no pueden estar en todos los lugares, no tienen todos los ojos, sin embargo, nosotros podemos ser activos en esa protección, en ayudarles, en dar información”, abundó Gabriela Romo, psicóloga clínica.
A pesar de los 10 años que han transcurrido desde el ataque, los expertos aseguraron que EEUU continúa en riesgo de sucesos similares.
“Tenemos una amplia gama de amenazas, tenemos actores en línea como Rusia, China, Corea del Norte, Irán y otros… también tenemos amenazas continuas de extremistas violentos de ISIS y Al-Qaeda…amenazas internas, extremismo violento en EEUU, que tienen motivos raciales y étnicos, extremistas que han llevado a cabo una serie de ataques en los últimos años”, agregó Sanderson.
Aunque resulta difícil evitar estas amenazas, según los analistas, el éxito de la prevención radica en el trabajo en equipo entre las agencias de orden público.
“Siempre se ha llevado a cabo un trabajo muy conjunto entre el FBI y todas las otras agencias de la policía. Obviamente el ataque en Boston fue un ataque doméstico, por lo cual despertó a muchísimas personas y a las autoridades de que las cosas tienen que ser prevenidas, más investigadas, especialmente cuando es un evento en el que vienen muchas personas a algún tipo de celebración”, concluyó Nelson Barbosa, agente especial retirado del FBI.
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