Las imágenes de la central nuclear de Fukushima, en Japón, recuerdan las del accidente de Three Mile Island, en el estado de Pennsylvania, hace 32 años.
Horas antes del amanecer del 28 de marzo de 1979, una válvula atascada en uno de dos reactores de energía nuclear generó una serie de hechos que llevaron al primer accidente, en todo el mundo de una planta nuclear comercial.
La Comisión Regulatoria Nuclear, atribuyó el accidente a una combinación del mal funcionamiento de los equipos, problemas relacionados con el diseño propio de la central, y errores de los trabajadores.
Nadie resultó muerto ni herido, pero se vivió un momento horrendo dado que EE.UU. trataba de enfrentar algo que nunca había ocurrido antes.
Richard Thornburgh, quien era gobernador de Pennsylvania en ese momento dice que los desafíos de controlar Three Mile Island o Fukushima e impedir fugas de radiación son virtualmente los mismos.
“Reexaminar sus fuentes. Se puede ser la mejor persona del mundo para tomar decisiones, pero si se toman decisiones a partir de hechos equivocados, no tiene sentido. Porque la premisa básica de cualquier decisión que se vaya a tomar y manejarla es que se entiendan los hechos y controlarlos firmemente. Si no se hace, se está en problemas. Ellos ya descubrieron eso un par de veces”, señala Thornburgh.
El accidente en Three Mile Island llevó a una pérdida de confianza pública en la industria de la energía nuclear, no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo, por lo que en 30 años no ha habido una nueva planta nuclear que entre en operación en EE.UU., según el experto Harold Denton, de la Comisión Regulatoria Nuclear.